Datos recién publicados muestran que la tasa de pobreza en Filadelfia ha caído por debajo del 20 % por primera vez desde, al menos, 1979, según la Oficina del Censo de EE. UU. Ahora Houston ocupa el lugar de la ciudad grande más pobre del país. Aunque Filadelfia ya no ostenta ese título, no hay mucho que celebrar por haberlo “cedido”.
Actualmente, Filadelfia tiene la segunda tasa de pobreza más alta entre las diez ciudades más pobladas de EE. UU. En 2024, la tasa cayó al 19,7 %, lo que representa aproximadamente 300.000 residentes viviendo en pobreza.

Esta disminución marca un cambio importante para Filadelfia, que deja atrás la etiqueta de la ciudad grande más pobre del país. Sin embargo, los desafíos persisten. La pobreza sigue siendo más alta entre los niños, los residentes hispanos y los adultos sin diploma de secundaria, mientras que es más baja entre los residentes blancos y quienes tienen estudios universitarios.
Uno de cada cinco habitantes de Filadelfia vive en pobreza.
Como ha demostrado el economista de Harvard Raj Chetty, la región de Filadelfia ocupa el último lugar (50 de 50) en movilidad económica entre las áreas metropolitanas del país. Reducir la pobreza generacional sigue siendo una prioridad urgente.

La tasa de pobreza en Filadelfia ha estado disminuyendo desde su punto más alto en 2011, cuando alcanzó el 28.4 %. Entre 2022 y 2023, bajó más de un punto porcentual —de 21.7 % a 20.3 %—, el mayor descenso en una década. La tasa actual de 19.7 % es la más baja registrada en 45 años.
La Oficina del Censo define la pobreza comparando los ingresos del hogar con el mínimo necesario para cubrir necesidades básicas, ajustado según el tamaño del hogar. En 2024, ese umbral es de aproximadamente $32,000 anuales para una familia de cuatro personas.
Según Pew Charitable Trusts, aunque la pobreza general ha disminuido, la pobreza extrema (ingresos menores al 50 % del umbral de pobreza) ha bajado más lentamente —solo 4 puntos porcentuales desde 2010— y afecta a unos 57,000 residentes. En 2024, la tasa de pobreza extrema fue del 9.4 %.
Incluso quienes están por encima del umbral de pobreza siguen enfrentando dificultades para cubrir necesidades básicas como vivienda, transporte y alimentación.
Aunque Filadelfia ha logrado reducir de manera sostenida sus niveles generales de pobreza en la última década, la comunidad latina continúa enfrentando las tasas más altas entre todos los grupos raciales y étnicos, reflejo de desigualdades estructurales que aún no han sido superadas
Un estudio publicado esta semana por PEW publica que, en 2013, el 27% de los residentes —unos 396.000 habitantes— vivían bajo el umbral federal de pobreza. Para 2023, esa cifra descendió al 22% (339.000 personas). Sin embargo, entre los latinos, la tasa apenas bajó del 41% al 33%, y en términos absolutos, casi 500 personas más se sumaron a las filas de quienes viven en condiciones precarias.
“La clave para que la comunidad latina de Filadelfia prospere está en el empoderamiento. Debemos reconocer que merecemos más y que tenemos la capacidad de romper los ciclos de pobreza y limitaciones. En Estados Unidos existen innumerables oportunidades, pero con frecuencia están ocultas o poco difundidas, lo que dificulta que nuestra gente las aproveche.
Aquí entran en juego el liderazgo y la comunidad. Como latinos tenemos la responsabilidad de elevarnos mutuamente, compartir información y abrir caminos. Como dice el refrán: ‘Dale un pez a un hombre y lo alimentarás por un día; enséñale a pescar y lo alimentarás para toda la vida’. Este principio debe guiar tanto a instituciones y organizaciones como a cada uno de nosotros.
La educación es un ejemplo clave: cada año millones de dólares en becas universitarias se quedan sin utilizar porque nuestros jóvenes latinos no las solicitan. Si los motivamos y acompañamos a aprovechar esas oportunidades, podremos transformar no solo sus vidas, sino también nuestras familias y vecindarios.
Latino Filadelfia ya tiene la resiliencia, el talento y el espíritu. Lo que falta es creer en nosotros mismos y dar pasos firmes hacia el futuro que merecemos”.
Emilio Buitrago, miembro de la Comisión Asesora del gobernador de Pensilvania para Asuntos Latinos (GACLA)
Una comunidad en crecimiento y transformación
La población latina es la de mayor crecimiento en la ciudad, con más de 240.000 residentes, que representan el 15% del total. Desde la década de 1990, su presencia se ha triplicado. Aunque los puertorriqueños siguen siendo mayoría (55%), la comunidad se ha diversificado: el 34% tiene raíces en otros países de América Latina y el 19% son inmigrantes nacidos en el extranjero.
A diferencia de otras ciudades, en Filadelfia los latinos —tanto nacidos en Puerto Rico como inmigrantes— presentan índices de pobreza similares, lo que sugiere que los factores locales tienen mayor impacto que el origen geográfico.
Niñez y hogares encabezados por mujeres son los más vulnerables. El 41% de los latinos en situación de pobreza son niños, frente al 30% del promedio general. Los hogares liderados por mujeres solas enfrentan una situación especialmente crítica: el 64% vive en pobreza, en contraste con solo el 9% de los encabezados por hombres solos.
“En Filadelfia apenas sobrevivimos, no prosperamos. El salario mínimo y los programas de ayuda siguen iguales, mientras los gastos suben cada año”, expresó Tabatha Reyes, madre soltera y participante en programas de desarrollo económico de la organización Xiente. “Si una comunidad no prospera, la persona tampoco podrá hacerlo en lo emocional, lo financiero ni lo mental”, agregó.

Es alentador ver que la tasa de pobreza en Filadelfia ha bajado del 20%, pero la realidad para muchas familias latinas no ha cambiado lo suficiente. Para pasar de ser “menos pobres” a realmente prosperar (que es el objetivo), necesitamos un crecimiento inclusivo que impacte los ingresos, los activos y la estabilidad. Eso significa empleos con salario digno, más programas de aprendizaje, certificaciones industriales y reconocimiento de credenciales extranjeras, junto con cuidado infantil y transporte asequible para que los padres puedan mantenerse empleados.
Debemos prevenir los desalojos y ampliar los métodos para acceder a la propiedad de vivienda asequible. Igualmente, es importante financiar organizaciones dirigidas por latinos con apoyo flexible y de varios años.
En Concilio, estamos alineando prevención, servicios comunitarios y apoyo familiar en una sola puerta de entrada. Si las familias pueden mantener su empleo, conservar su vivienda y construir ahorros, la comunidad latina de Filadelfia seguramente prosperará.
Kaywana Broomer Chief Compliance Officer/Concilio
Salarios bajos, alto costo de vida
El salario mínimo estatal permanece en $7.25 por hora, equivalente a unos $15,000 anuales, muy por debajo del ingreso necesario para cubrir necesidades básicas. Según la herramienta United For ALICE, una familia de cuatro con dos hijos en cuidado infantil necesita al menos $96,276 al año para cubrir vivienda, alimentación y transporte. En contraste, el ingreso medio de los hogares latinos apenas alcanza los $14,490.
Aunque el 75% de los adultos latinos en edad laboral participa activamente en el mercado del trabajo —en línea con el promedio de la ciudad—, los bajos salarios explican en gran medida las elevadas tasas de pobreza.
Filadelfia es la única ciudad donde los latinos presentan la tasa más alta de pobreza en comparación con blancos, negros y asiáticos. En 2023, el índice fue del 33%, casi el doble del promedio nacional.
“La desinversión histórica en barrios clave ha dejado a muchos latinos enfrentando un estrés económico extremo”, señaló William García, director de la Oficina de Compromiso Latino de la Alcaldía.
Aunque el ingreso medio de los hogares latinos creció un 40% en la última década —más que el 26% del promedio general—, el 59% sigue ganando por debajo del ingreso medio de la ciudad, que ronda los $60,000. Si bien se ha multiplicado por ocho el número de familias latinas que superan los $150,000 anuales, la mayoría permanece en la franja de bajos ingresos.
Además, según el Buró del Censo, existe un subregistro significativo de la población latina en encuestas nacionales, lo que sugiere que la magnitud del problema podría ser aún mayor.

La reciente disminución de la tasa de pobreza en Filadelfia por debajo del 20 por ciento es un avance notable, pero no es motivo de celebración. Los datos siguen revelando desigualdades persistentes, especialmente entre los residentes hispanos, quienes enfrentan una tasa de pobreza del 27.6 por ciento. Esta realidad exige acción urgente y sostenida.
En la Cámara de Comercio Hispana del área de Filadelfia creemos firmemente que el emprendimiento es un vehículo poderoso para la movilidad económica y la creación de riqueza a largo plazo. Sin embargo, para que los empresarios latinos tengan éxito, deben contar con programas de entrenamiento de alta calidad, que sean accesibles geográficamente y relevantes culturalmente.
Así mismo, es importante el acceso a todo el espectro de capital —desde subvenciones y préstamos hasta inversión en acciones y capital de riesgo—. Estos recursos deben estar alineados con las industrias en las que se concentran los negocios propiedad de latinos y adaptados a las necesidades de las pequeñas empresas. Actualmente, la mayoría de las oportunidades de capital no están diseñadas pensando en estos negocios, lo que deja una brecha significativa que debe abordarse.
El progreso de Filadelfia es alentador, pero frágil. Si queremos reducir la pobreza generacional y fomentar una prosperidad inclusiva, debemos invertir en fortalecer la capacidad de los empresarios latinos y asegurarnos de que tengan las herramientas y recursos necesarios para prosperar. El futuro de nuestra ciudad depende de ello.
Jennifer Rodríguez presidenta y directora ejecutiva de la Cámara de Comercio Hispana de Filadelfia






