1. Maritza Gómez es la propietaria de Fogón Latino en la calle 5 de Filadelfia. (Foto: Impacto/ Staff)

El esperado regreso de Bad Bunny a los escenarios de Puerto Rico fue más que un concierto; se ha convertido en una experiencia que ha sacudido la economía local y generó opiniones divididas entre los asistentes y la comunidad boricua, dentro y fuera de la isla.

Economía y hospedaje: Los conciertos atrajeron turismo local e internacional. Aunque algunos sectores se beneficiaron, no faltaron críticas por el aumento en precios de hospedaje, transporte y servicios básicos.

Eventos y logística: La producción del espectáculo fue de primer nivel. Sin embargo, varios asistentes reportaron largas filas, demoras en la entrada y problemas organizativos que empañaron la experiencia.

Reacción del público: El show fue aclamado por su fuerza emocional, pero muchos expresaron inconformidad por el alto costo total y fallas en la logística que afectaron el disfrute del evento.

Comida y experiencia general: El menú dentro del recinto fue uno de los temas más comentados. Hubo críticas porque la oferta gastronómica no reflejaba la identidad puertorriqueña ni la diversidad cultural del público, lo que algunos consideraron una oportunidad perdida para celebrar la cultura a través de la comida.

¿Y qué dice nuestra gente en Filadelfia?

Desde Filadelfia, muchos latinos siguieron el concierto con orgullo y nostalgia. “Sentí que era un triunfo de todos los boricuas”, comentó una fanática. Otros que viajaron a Puerto Rico señalaron los altos costos. “Espero que el concierto esté bueno porque no tuve fiesta de graduación para pagarme los gastos”, escribió una residente de los suburbios de Pensilvania.

Sin embargo, la crítica hacia la oferta gastronómica del evento también se hizo sentir en la diáspora. Muchos consideran que el menú no logró reflejar la auténtica cocina puertorriqueña ni las raíces culturales que nos unen.

Menú en debate tras el concierto

El menú fue diseñado por la Chef Ejecutiva Alexsandra Muñoz y su equipo, con la colaboración de Fernando Moinelo, director de Bebidas y Alimentos del Coliseo Jorge L. Pérez, gerente regional de Legends ASM Global, explicó: “Quisimos llevar la experiencia más allá de la música. Cada bocado cuenta una historia puertorriqueña».

En contraste, desde Filadelfia la visión es clara: “La clave está en escuchar a la comunidad y trabajar con cocineros que entiendan esa diversidad”.

Maritza Gómez, dueña de El Fogón Latino, expresó una recomendación directa al equipo de Bad Bunny: “La comida tiene que representar su niñez. Espero que se hayan sentado con él y le hayan preguntado qué le recuerda su infancia. Pensando en eso, se le debería preparar un menú, y ya para el postre que tenga piña o coco”.

Menú sugerido por El Fogón Latino

Inspirado en la niñez y la cultura boricua, este menú rescata sabores tradicionales que celebran nuestras raíces:

Aperitivos como palitos de queso frito, bolitas de mofongo rellenas, carne frita con tostones y bolitas de pionono con plátanos maduros.

Platos principales típicos como bistec encebollado con arroz y habichuelas, mofongo relleno acompañado de caldo criollo, y pastelón de plátano maduro.

Ensaladas clásicas puertorriqueñas como ensalada rusa de papa y remolacha, y ensalada de coditos con jamón.

Postres tradicionales como mousse de piña o coco y tembleque espolvoreado con canela.

Bebidas típicas como coquito (con y sin alcohol) y jugos naturales de guayaba, parcha, mango y acerola.

La comida en la residencia de Bad Bunny une dentro y fuera de la isla, celebrando raíces y culturas con sabores auténticos y precios accesibles para que todos puedan disfrutar plenamente la experiencia.

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