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Condenan a 30 meses de cárcel a funcionario de Puerto Rico por corrupción

El Fiscal Federal Stephen Muldrow (c) habla durante una rueda de prensa. Imagen de archivo. (Foto: EFE/Thais Llorca)

San Juan, Puerto Rico.- El puertorriqueño Radamés Benítez Cardona, que fue asistente del exalcalde de Trujillo Alto, José Luis Cruz Cruz, fue sentenciado este viernes a 30 meses de presión por aceptar sobornos.

El juez federal Pedro A. Delgado Hernández emitió la condena después de que Benítez Cardona se declarara culpable el pasado 30 de noviembre por estos cargos.

El condenado admitió haber recibido pagos mensuales de un contratista de gestión de residuos municipales, incluidos tres en efectivo entre mayo y julio de 2021.

Según los documentos judiciales, Benítez Cardona se enriqueció al aceptar sobornos a cambio de asegurar contratos municipales para el mencionado contratista de recogida de basura.

El soborno mensual ascendió a aproximadamente 17.250 dólares, indicó la Fiscalía Federal en un comunicado, en el que denunció que el condenado «participó en un esquema ilegal y usó su posición para beneficio personal».

«Los funcionarios públicos que no cumplan fielmente los deberes de su cargo, y aquellos que conspiran con ellos, serán investigados, procesados y castigados por sus acciones», advirtió el fiscal federal W. Stephen Muldrow.

En relación con esta trama, el exalcalde Cruz Cruz fue sentenciado el pasado 11 de enero a 24 meses de prisión por participar en el esquema de soborno.

En el último año, numerosos alcaldes y funcionarios públicos de Puerto Rico, así como contratistas, han sido detenidos y condenados por corrupción, una lacra en la isla.

La familia Trump moviliza a las bases republicanas: «Voten con la cartera»

(Foto: EFE/SHAWN THEW)

Oxon Hill, EE. UU.– El principal foro anual de la derecha estadounidense tiene a Donald Trump como protagonista absoluto y antes de que el expresidente lo clausure el sábado su familia movilizó a las bases con un mensaje claro de cara a 2024: «Voten con la cartera».

En el escenario del Centro de Convenciones del National Harbor en las afueras de Washington, donde se reúne la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), estuvieron su hijo Donald Trump Jr., la novia de este y exasesora de Trump, Kimberly Guilfoyle, y su también exasesora Lara Trump, mujer de su hijo Eric.

«Esto parece un país MAGA», dijo Donald Trump Jr. a una audiencia entregada aunque no especialmente numerosa. Las siglas de «Make America Great Again» (hacer EE.UU. grande de nuevo), el lema que Trump (2017-2021) utilizó en su primera campaña electoral, se lucen con orgullo en este foro, omnipresentes en camisetas, pegatinas o gorras y en el discurso de los asistentes.

El hijo mayor de Trump tiene un expositor propio en el pasillo del National Harbor, donde entrevista para su pódcast a figuras destacadas del Partido Republicano con una foto de la Casa Blanca de fondo, pero fue su discurso el que le sirvió de altavoz principal en este encuentro.

«Tenemos que empezar a votar con nuestras carteras, a apoyar a los que nos apoyan», apuntó el también vicepresidente ejecutivo de la Organización Trump, el entramado empresarial de su padre, instando a ejercer un patriotismo tanto político como económico.

Estados Unidos, a su juicio, necesita a un presidente «que no sea propiedad de otra gente», porque la Administración del demócrata Joe Biden ha hecho que el país sea actualmente «irreconocible»: «Y va a seguir así si no nos defendemos y decimos basta».

«Puedes elegir . Ya sabéis cómo es el otro lado», sostuvo recordando que a menos que su movimiento retome el poder en 2024 no podrá implementar su agenda y estará en manos de un partido que entre otros reproches ha «instrumentalizado la covid y la pandemia».

Para su novia, Kimberly Guilfoyle, el único objetivo de los demócratas es «destruir» la vida de la gente.

«Nosotros vamos a decir ‘no’ a la apertura de fronteras, al caos, a los ataques a la independencia energética de EE. UU., a rendirnos ante los alarmistas climáticos, al gasto imprudente y a convertir nuestras escuelas en un adoctrinamiento de extrema izquierda», sostuvo la también exfiscal.

Todos los presentes en este encuentro inaugurado el miércoles tienen para Biden, dijo, el mensaje de que «es hora de poner a Estados Unidos primero», porque cuando los demócratas están al frente «el crimen aumenta y la calidad de vida disminuye».

«Estamos hartos de que nos digan que nosotros somos el problema solo por denunciarlo. Aunque puede resultar un alivio pensar que su comportamiento es simplemente una cuestión de incompetencia, la verdad es que el daño que están infligiendo es intencional», afirmó Guilfoyle.

El alegato conjunto de la familia Trump se produce un día después de que el Departamento de Justicia indicara que el exmandatario «no tiene inmunidad absoluta» ante las demandas civiles presentadas por policías y miembros del Congreso que buscan hacerle responsable de los daños físicos y psicológicos sufridos por el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021.

Pero el foco de su hijo y de sus dos nueras estuvo puesto en el futuro.

«Nuestra batalla para salvar a Estados Unidos acaba de empezar. ¿Estamos preparados para sacar a Joe Biden de la Casa Blanca? No puedo pensar en nadie mejor para ser el 47 presidente de Estados Unidos que en mi suegro», dijo Lara Trump.

Su intervención instó a tener confianza en esa eventual victoria: «No hay que olvidar que hace seis años nadie apostaba por que Donald Trump llegaría a presidente. La gente pensó que era broma, un golpe publicitario. Y cuando lo logró esa misma gente trabajó horas extra para deshacerse de él e interponerse en su camino. Y a pesar de todo – concluyó – mira lo que logró». 

Hallan en Puerto Rico a una mujer desaparecida hace 31 años

San Juan, Puerto Rico. — Una mujer de Pensilvania que desapareció hace más de 30 años en un caso que dejó a las autoridades desconcertadas, las cuales posteriormente la declararon legalmente muerta, ha sido encontrada viviendo en un asilo para ancianos en Puerto Rico.

Patricia Kopta dejó a su marido y hermanos y durante un tiempo anduvo vagabundeando por el norte de Puerto Rico antes de ser llevada en calidad de persona “necesitada” a la residencia para adultos mayores en 1999, según los detalles revelados en una conferencia de prensa esta semana en Ross Township, donde residió en su momento.

Kopta, conocida como una predicadora de la calle en su ciudad natal, inicialmente mantuvo su pasado en secreto durante su estancia en Puerto Rico, pero a medida que padecía demencia, empezó a revelar detalles, explicó el jefe adjunto de policía de Ross Township, Brian Kohlhepp.

El año pasado, un trabajador social de la residencia tenía información suficiente para alertar a las autoridades de su país sobre la mujer, que ahora tiene 83 años. Una prueba de ADN ha confirmado su identidad, dijo Kohlhepp.

Su marido, Bob Kopta, y su hermana de 78 años, Gloria Smith, dieron detalles de la vida de Kopta en la conferencia de prensa y en entrevistas telefónicas el viernes con The Associated Press.

Patricia Kopta había recibido el apodo de “El Gorrión” por su complexión delgada y a menudo frecuentaba estacionamientos y carreteras concurridas en la comunidad principalmente residencial de unos 31.000 habitantes al norte de Pittsburgh, donde advertía a los transeúntes y a los automovilistas sobre el fin del mundo.

Pero antes de empezar a predicar, Kopta era una estudiante sobresaliente que llegó a ser modelo e instructora de baile. Después de graduarse de la secundaria, trabajó en el área de finanzas en una empresa de placas de vidrio de Pittsburgh y asistía semanalmente a eventos de baile de salón, de acuerdo con su familia.

Antes de casarse, solía ir de vacaciones a Puerto Rico con sus amigas, recuerda Smith.

“Le encantaba el mar, la playa, el sol cálido”, dijo Smith a la AP.

Smith agregó que su hermana dejó su trabajo en la empresa de vidrio después de 10 años debido a migrañas que los médicos atribuyeron al estrés. Entonces consiguió empleo como operadora de ascensor en el Instituto de Arte de Pittsburgh. Fue entonces cuando sus familiares notaron un cambio en ella.

“Dijo haber visto un ángel ahí”, recuerda Smith.

Poco después, Kopta comenzó a predicar y fue ingresada brevemente en una institución luego que los médicos le diagnosticaron “delirios de grandeza” y concluyeron que presentaba signos de esquizofrenia. Una vez liberada, siguió predicando hasta que desapareció en 1992.

“Llegué a casa una noche y ella simplemente se había ido”, dijo Bob Kopta a la AP.

La desaparición dejó perplejas a las autoridades y a la familia por igual. La policía llegó incluso a consultar a un psíquico, mientras que Kopta recordó que su esposa mencionó una vez que le gustaría ir a Puerto Rico debido a su clima templado. Así que publicó anuncios en periódicos puertorriqueños, pero nunca obtuvo respuesta.

Pasaron los años sin señales de ella. Obtuvo un acta de defunción unos siete años después de su desaparición.

“Pasé por muchas cosas”, dijo Bob Kopta, un camionero jubilado. “Cada vez que encontraban un cadáver en algún lugar (yo me preguntaba), ‘¿Es Patricia? ¿Es Patricia?’”

Una década bajo Maduro: la migración marca vida en Venezuela

José Francisco Rodríguez, zapatero desde hace 46 años, posa para la foto en su taller de reparación de calzado en Caracas, 24 de febrero de 2023. Dice que tiene "fe en Venezuela" y jamás emigraría, aunque reconoce que puede tomar esa decisión porque tiene un negocio establecido. (Foto: AP/Ariana Cubillos)

Caracas, Venezuela. — Son pocos los venezolanos cuya vida no se ha visto afectada por la migración en la última década, cuando más de 7 millones de personas abandonaron el país en medio de una crisis política, económica y humanitaria que abarca la totalidad del gobierno de Nicolás Maduro.

Han pasado 10 años desde el 5 de marzo de 2013, cuando los venezolanos se enteraron de la muerte del presidente Hugo Chávez y la juramentación de su sucesor elegido, Maduro. En ese lapso, la caída de los precios del petróleo combinada con el desgobierno ha provocado el derrumbe de la economía, arrastrando a mucha gente a la pobreza, el hambre, la enfermedad, la delincuencia y la desesperación.

A medida que la gente sigue emigrando, principalmente a otros países latinoamericanos, crece la división entre “los que se quedaron” y “los que se fueron”.

La división se refleja en la política. Los oponentes al gobierno de Maduro hablan con frecuencia sobre la diáspora —el término preferido para referirse a la migración— y las razones de su partida, mientras el presidente y sus aliados prefieren destacar el espíritu emprendedor de quienes se quedan.

También se refleja en lo social. La gente añora esas reuniones de fin de semana en torno a una parrilla con seres queridos que ahora están lejos, o deploran los cumpleaños, graduaciones o funerales a los que no han podido asistir.

Estos son algunas historias de se quedaron o se fueron:

LOS QUE SE QUEDARON

José Francisco Rodríguez ha sido zapatero desde hace 46 años en Caracas, remendando borceguíes de obreros, agregando plantillas a calzado deportivo o cubriendo zapatos de novia con tela delicada.

A diferencia de otros negocios, el suyo ha conservado su clientela durante toda la crisis, cuando los precios de toda clase bienes se fueron a las nubes.

“Ahorita con la situación, la gente para comprar un zapato nuevo ya es un poco más difícil”, expresa Rodríguez, de 71 años. “Entonces la gente prefiere mandarlos a reparar”.

Rodríguez dice que tiene “fe en Venezuela” y que jamás se iría, aunque reconoce que puede tomar esa decisión porque tiene un negocio bien establecido. Tiene muchas esperanzas para el futuro del país, pero reconoce que dependen de un repunte de la producción de petróleo y el regreso de las petroleras extranjeras.

Una de sus hijas, que no comparte su optimismo, emigró a Chile con sus hijas en 2018. Las echa de menos, pero las remesas que envía resultaron cruciales cuando él enfermó de COVID-19 y acumuló un gasto médico de al menos 3.000 dólares: unas 50 veces el salario mínimo anual.

Muchos de sus clientes tampoco creen tener futuro en Venezuela. A mediados de febrero, regaló 70 pares de zapatos abandonados hace mucho por sus clientes.

“Se van”, dijo Rodríguez, “y se olvidaron de los zapatos”.

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Iraida Piñero nunca ha alzado a su nieta de dos años.

Su única hija se fue de Venezuela hace seis años y dio a luz en Colombia. Imposibilitada de viajar, la abuela sólo ha visto por video como crecía la niña desde recién nacida y que ahora empieza a caminar.

La ausencia de su hija, su nieta y su nieto de 11 años ha provocado en ella una mezcla de tristeza, gratitud y miedo. Busca fuerza en la oración.

Piñero, de 53 años, gana unos 5 dólares por mes, más algunos adicionales por asear en un hospital público en Caracas. No alcanza ni de lejos para alimentar a una familia de cuatro por un día.

Las remesas de su hija, que vende empanadas venezolanas, la mantienen a flote. Sin esa clase de ayuda, la gente tiene dificultades para comprar lo básico.

“Estamos pasando por una situación muy difícil, demasiado difícil”, afirma.

Pero antes que partir, como le sugiere su hija, prefiere esperar a que Venezuela sea como hace 15 o 20 años.

“Mi nieto quiere regresar… Y yo quiero a mi hija aquí otra vez conmigo y con mis nietos”, expresa.

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Los días en que directivos de las petroleras, trabajadores de clase media y turistas constantemente paraban taxis o mototaxis para viajar por Caracas han quedado muy atrás, pero César Sandoval, que creció en un barrio empobrecido, entró el negocio y no ha mirado atrás.

Sandoval, de 28 años, empezó ofreciendo viajes en moto y ahorró hasta que con eso y la venta de la moto pudo comprar un auto usado. Ahora tiene dos autos.

Cada día sale a la calle y trabaja pensando en su esposa y tres niños. “Son mi motor”, explica Sandoval, parado junto a su Fiat rojo, medio oxidado, de un modelo alrededor del 2000.

Varios de sus colegas y amigos se han ido del país porque “se quieren superar… vivir mejor”.

Sandoval no les reprocha que se hayan ido, pero esa decisión no es para él. No concibe separarse de su familia ni soportar la hostilidad que han padecido muchos migrantes venezolanos en el exterior.

“No me quisiera ir a otro país donde me estén humillando”, agrega. “Si nací aquí, me muero aquí”.

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Como millones de compatriotas, Luzmilla Arrechedera, de 53 años, pasó horas incontables en filas largas cuando la escasez aguda era lo habitual. Evitaba el hambre comiendo mandioca, plátano y mango.

También conoce la angustia: su único hijo fue asesinado durante un robo hace siete años y dos de sus tres nietos se fueron a España con su madre.

Con todo, Arrechedera agradece a Dios cada mañana al despertar y trata de no obsesionarse con el pasado. “¿Qué voy a yo ganar llorando porque se murió?”

El salón de belleza caraqueño donde se gana la vida como estilista se ha convertido en su refugio y una suerte de familia sustituta.

“Aquí nosotras echamos broma, aquí lloramos”, dice. “Somos como hermanas todas. Nos queremos mucho”.

Arrechedera espera algún día visitar a sus nietos, pero su sueldo apenas le alcanza para comprar comida, pagar las cuentas y un gusto adicional, como un helado o un par de pantalones.

Si se fuera de Venezuela, Arrechedera teme no poder conseguir trabajo debido a su edad. Por eso se queda.

“(Es) duro, pero sobrevivo”, dice en el salón. “Y gracias a Dios que aquí todavía tenemos clientes, no como antes, pero tenemos”.

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Algunos amigos de Jorge Montaño le preguntan por qué no se va a Colombia, donde podría ganar más dinero que en Caracas, pero otros han dicho que allá nadie le dará un plato de comida aunque lo necesite.

El empleado de una optometría prefirió seguir este último consejo.

“Para yo pasar trabajo en otro lado, paso trabajo en mi país”, manifiesta Montaño, de 51 años, quien vive en un apartamento con su madre y tres hermanos.

Montaño dice que ama Venezuela y que sabe que los venezolanos viven mejor que la gente en otros países.

Sin embargo, ahora compra menos alimentos que antes de la crisis —generalmente lo fundamental, azúcar y harina, nunca carne— a medida que los precios siguen aumentando. Ha perdido clientes y visto el cierre de muchos negocios.

Un amigo de la infancia se fue a Perú. Con lágrimas en los ojos, Montaño dice que murió allá.

“Nunca regresó”, agrega Montaño.

LOS QUE SE FUERON

Lorena García trabajó durante años en una ONG en la ciudad de Valencia que promovía una transición democrática desde el gobierno de Chávez y luego el de Maduro. El cambio no se produjo y en 2015 se mudó al sur de Florida tras ganar la lotería de la visa para Estados Unidos.

“Quería tener oportunidades que yo sabía no las iba a tener” en Venezuela, expresa la mujer de 47 años.

García, que emigró sola, dice que Estados Unidos se ha convertido en su hogar y que ya no echa de menos a nadie de su país natal. Tiene una licenciatura en Ingeniería Mecánica, pero ahora trabaja como agente de bienes raíces. Como residente legal, pudo traer a sus padres a Florida.

“Estoy tan agradecida a este país”, dice en su casa en Doral, una pequeña ciudad cerca de Miami a la que muchos llaman “Doralzuela” debido a la gran comunidad venezolana. “Me siento siempre incluida”.

De haber permanecido en Venezuela, añade García, habría sufrido una regresión profesional, frustración y desesperanza. Dice que sólo pensaría en la posibilidad de regresar si se produjera un “cambio drástico político”.

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La inflación galopante y la carestía generalizada impulsaron al mecánico Christian Salazar a dejar en 2018 la ciudad de Puerto Ordaz, en el este del país, para irse a Perú. Se instaló en un barrio en las afueras de Lima y consiguió un trabajo con un salario mejor.

Pero la vida ha sido dura. El salario mínimo es de unos 269 dólares mensuales y Salazar, de 35 años, gasta buena parte de lo que gana reparando autos en el alquiler y los servicios públicos.

“El sueldo mínimo aquí en Perú… no es para un venezolano vivir de manera digna, porque los costos de los alquileres y de la cesta básica, prácticamente abarca casi todo eso”, afirma.

Salazar se separó de su esposa antes de emigrar y dejó tres hijos adolescentes. Ahora tiene una nueva compañera y un hijo de 3 años con ella y gracias a ellos la vida en Perú es “más llevadera”.

Habla con los adolescentes en Venezuela todas las noches después de trabajar, pero dice que no hay un vínculo de padre con hijos.

“Quería darle bienestar a mis hijos”, agrega, y se le quiebra la voz.

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Flor Peña, de 39 años, decidió partir cuando su padre murió de un ataque cardíaco después de ser rechazado por cuatro hospitales públicos atestados. Con su esposo y sus dos hijos se fueron a Perú en 2017.

Peña, que era ingeniera de Seguridad Industrial en Venezuela, pasó años vendiendo comida en las calles de Lima, aseando casas, cuidando a un hombre mayor y ayudando a compatriotas con los trámites de migración y remesas.

Los niños sufrían acoso en la escuela por ser venezolanos y en 2021 la familia se mudó a Ciudad de México para comenzar otra vez de cero. Ahora trabaja como cocinera y mesera en un restaurante de comida venezolana y tiene una vida mejor y más estable.

“La tranquilidad no tiene precio”, señala Peña. “Que tus hijos vayan al parque y estén tranquilos, que vayan al colegio. Allá (en Venezuela) tú estás con la zozobra de que te roben el teléfono. Aquí es otra cosa”.

Peña echa de menos a su madre y hermanas menores que aún viven en Caracas y siente una gran nostalgia por las playas venezolanas, pero no regresará mientras no haya un cambio de gobierno.

La migración ha sido dura y sus hijos le dan fuerzas.

“Quiero que mis hijos estén donde estén las oportunidades”, dice Peña.

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Ali Mora no quería irse, ni siquiera cuando su salario de trabajador de hospital ya no alcanzaba para comprar comida, cuando veía a sus sobrinos perder peso, incluso cuando revolvía la basura de verdulerías y carnicerías en busca de algo que comer.

“Nunca tuve ese ánimo de salir de mi país, así yo me estuviera muriendo de hambre”, afirma Mora, de 32 años.

Pero ante la insistencia de su madre, en 2018 fue a vivir con una hermana en Ecuador, donde trabajó en la construcción y vendiendo fruta en las calles de Quito. Ahora está casado y tiene un hijo.

Como muchas familias venezolanas, la suya está repartida por todo el continente. Su madre vive en Ecuador, su padre permanece en Venezuela y su otra hermana está en Estados Unidos.

Mora, actualmente desempleado, trató de ir a Estados Unidos el año pasado, pero sólo llegó hasta el Tapón del Darién, un tramo selvático entre Colombia y Panamá donde muchos migrantes mueren o desaparecen. Dice que iba a acometer la travesía cuando las autoridades bloquearon el acceso debido a la visita de un dignatario extranjero y dijeron “que no iban a pasar más venezolanos”.

Entonces regresó a Ecuador.

“Dije ‘Diosito, tú me cerraste la puerta, por algo tiene que ser’”, recuerda Mora. “Me devuelvo con mi hijo que es la felicidad mía”.

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Ángel Bruges y su esposa llegaron a Bogotá en 2019 y empezaron a vender empanadas venezolanas desde un carrito. Desde entonces, su negocio ha crecido, tienen dos carros más grandes y un local y el año pasado pudieron traer a su hija.

“No hemos descansado de trabajar”, manifiesta Bruges, de 50 años, que tenía una tienda de ramos generales en Carupano, en el este de Venezuela.

En Venezuela la familia se las arreglaba con la tienda y el sueldo de maestra de su esposa, pero no conseguían pollo, carne u otros alimentos.

Ahora tienen un permiso para residir legalmente en Colombia durante 10 años, pero el negocio de las empanadas está en problemas desde que muchos venezolanos se han ido del país.

Bruges cuenta que echa de menos a su madre, que no puede emigrar debido a su edad y permanece en Venezuela, sufriendo las “carencias” del país.

“Que no hay luz, que no hay internet, que no hay gas, que no hay gasolina, no hay transporte”, explica. “Vas a los hospitales y no hay medicinas”.

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Los periodistas de The Associated Press Astrid Suárez en Bogotá, Franklin Briceño en Lima, Gabriela Molina en Quito, Fabiola Sánchez en Ciudad de México y Gisela Salomón en Doral, Florida, contribuyeron para este reportaje.

El dilema salvadoreño: ¿seguridad a cambio del porcentaje más alto de presos en el mundo?

La población carcelaria de El Salvador subió exponencialmente desde inicios de 2022, con el aumento de detenciones de pandilleros de la MS-13 y Mara 18 bajo el Estado de excepción que todavía impera en el país centroamericano. (Foto: VOA/Archivo)

Que el país más pequeño de Latinoamérica, El Salvador, abriera la cárcel más grande del planeta ha generado reacciones y suspicacias en el país y entre analistas de la comunidad internacional. El debate ha llegado incluso a roces diplomáticos.

Washington, EE. UU.— Cuando el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, anunció la semana pasada como un logro importante en su plan de combate a las pandillas la apertura de “la cárcel más grande de toda América”, acompañada de la imágenes coreografiadas de miles de pandilleros trasladados al centro -proporcionadas por la prensa oficial- la comunidad internacional no pasó desapercibido el hecho.

El Centro de Confinamiento del Terrorismo, como ha bautizado el gobierno salvadoreño la megacárcel ubicada en el centro del país, es en sí uno de los recintos más grandes del planeta y el de mayor proporción, según registros del World Prison Brief, que compila la información oficial de centros carcelarios en todo el mundo.

En un artículo de opinión publicado por The Washington Post el fin de semana reciente, el analista León Krauze considera que dadas las condiciones socioeconómicas y políticas del país “la escala de la nueva prisión de El Salvador es difícil de comprender”.

Para Krauze, al poner en operaciones “una enorme cárcel ‘del primer mundo’” con capacidad para albergar unos 40.000 reclusos deja muchas preguntas y llama a comparar los proyectos carcelarios más grandes del planeta y sus implicaciones.

El Salvador, de acuerdo con los datos que maneja la organización World Prision Brief, tiene en promedio 605 prisioneros por cada 100.000 habitantes, le sigue Ruanda, en África con 580 reos por cada 100.000 habitantes, y la creación de la megacarcel, a razón del espacio, no resolvería el problema de hacinamiento carcelario en el país centroamericano.

“La realidad es que la escala del proyecto desafía el sentido común y la fácil comprensión. Y las implicaciones sociales del esfuerzo no son menos sorprendentes. Los ciudadanos de El Salvador han aceptado tácitamente la represión sin precedentes de Bukele contra el crimen y, al menos por el momento, están ignorando sus ramificaciones más amplias”, apuntó el analista.

Éste, y otros expertos en materia penal en el país centroamericano han visto con reservas este proyecto carcelario que; incluso abogados y defensores de derechos humanos en El Salvador lo han comparado con “un campo de concentración” y ven la megacárcel como parte de “una narrativa para justificar el poder absoluto”.

El tamaño, las cifras y las críticas

Cuando la infraestructura ya terminada fue visitada por Buekele, bajo un enorme despliegue de seguridad –antes del traslado de unos 2.000 pandilleros- para mostrar el interior del recinto a los salvadoreños y al mundo, el viceministro de Justicia y Seguridad Pública, Osiris Luna Meza, mostró orgulloso las máquinas de rayos X, torres de vigilancia y el “área de aislamiento extremo”, donde los reos estarán en completa oscuridad, una práctica rechazada por la comunidad internacional para el trato de prisioneros.

Cabe señalar que Luna Meza y otros funcionarios del gobierno salvadoreño figuran en la larga lista de sancionados centroamericanos por parte de Estados Unidos como «actores corruptos y antidemocráticos».

Petro dijo a los colombianos que “ustedes pueden ver en redes las fotos terribles —no me puedo meter en otros países— del campo de concentración de El Salvador, lleno de jóvenes, miles y miles, encarcelados que le da a uno escalofríos”.

El mandatario colombiano consideró que el camino para disminuir la criminalidad y las tasas de homicidios debe incluir la educación y la creación de oportunidades.

Bukele ha respondido que “los resultados pesan más que la retórica” y retó a Colombia a bajar los índices de homicidios “como lo hemos logrado los salvadoreños”.

Durante el régimen de excepción en El Salvador y las detenciones masivas de salvadoreños, organizaciones de derechos humanos han documentado más de un centenar de fallecidos dentro de las cárceles, así como cientos de casos de jóvenes detenidos sin tener vinculación con pandillas, el gobierno llegó a reconocerlo como un margen de error en sus operaciones.

Analistas han precisado también que las estadísticas oficiales de El Salvador mostraron después de un pico de homicidios en 2015, cuatro años antes del arribo de Bukele al poder, una paulatina baja de los asesinatos en ese país, que llegaron a mínimos históricos en 2020, entre la emergencia por la pandemia de COVID- 19 y un supuesto plan de negociación entre el gobierno y las pandillas para reducir los crímenes, según investigaciones periodísticas.

No obstante, el plan habría fracasado por desacuerdos que llevaron a una matanza indiscriminada de cerca de un centenar de salvadoreños en un solo fin de semana por la Mara Salvatrucha (MS-13), lo que llevó a la declaratoria del Estado de excepción que desde marzo de 2022 impera en ese país y que facilita el encarcelamiento de miles de salvadoreños.

Llegada de Tesla atrae decenas de empresas a México

Un letrero con el logotipo de la empresa Tesla luce afuera de una tienda de estos vehículos eléctricos en el centro comercial Cherry Creek, el 9 de febrero de 2019, en Denver, Colorado. El presidente Andrés Manuel López Obrador anunció el martes 28 de febrero de 2023 que Tesla instalará una planta en el norte de México. El gobernador de Nuevo León, donde llegará la inversión, dijo el 3 de marzo de 2023 que la decisión de la automotriz atrajo a la zona a decenas de proveedores de insumos. (Foto: AP/David Zalubowski/Archivo)

Ciudad de México. — Tesla eligió al estado norteño de Nuevo León para la instalación de su nueva planta, que implicará una inversión de más de 6.000 millones de dólares, debido a la cercanía que tiene esa zona con el territorio estadounidense, al tratado comercial entre México, Estados Unidos, y Canadá (T-MEC) y a la presencia de proveedores, afirmó el viernes el gobernador estatal, Samuel García.

“Si quieren hacer un auto económico, pues una manera de quitar mucho costo es estar cerca de tus insumos”, dijo García en entrevista con The Associated Press al reconocer que la presencia en Nuevo León de los proveedores de aluminio, vidrio y chasis de Tesla fue determinante para la decisión.

El gobernador admitió que, tras las primeras informaciones que comenzaron a circular sobre la llegada de Tesla a ese estado mexicano, se desató una euforia que permitió que a partir de noviembre se instalaran en el estado industrial 20 empresas proveedoras. Espera que en los próximos meses lleguen entre 20 y 30 proveedores más.

El interés generado con el anuncio de la llegada de Tesla no ha sorprendido a las autoridades mexicanas, que aseguran que la operación con los directivos de la automotriz se venía cocinando desde hace más de un año.

Se prevé que en la primera fase genere 6.000 empleos directos y más de 20.000 indirectos, y esperan un incremento de casi 30% de la inversión extranjera directa, en comparación con el 2022, así como un salto de las exportaciones y del sector automotriz, que supone la tercera parte de las ventas externas del país. Tesla pretende producir un millón de vehículos eléctricos al año en sus instalaciones en México.

Sobre el inicio de la construcción de la planta en el municipio de Santa Catarina, en el este de la zona metropolitana de Monterrey, capital estatal, aún no hay fecha precisa, pero las autoridades estiman que podría arrancar en unos tres meses.

El gobernador de 35 años explicó que Santa Catarina, de unos 300.000 habitantes, representa un “traje a la medida” para Tesla porque “es el área que cuenta con más energía de todo el norte de México”. Además, colinda con dos grandes vialidades y otras tres más que están en construcción y que aspiran a agilizar este año el tránsito entre Nuevo León y la ciudad fronteriza de Laredo, en Texas. García habla de la operación como “mi secreto mejor guardado”.

A la pregunta de si la zona metropolitana de Monterrey, de unos cinco millones de habitantes, está preparada para hacer frente al crecimiento poblacional y urbano que implicará la mega planta de Tesla, la autoridad estatal indicó que su administración ya está trabajando para iniciar este año varios proyectos de infraestructura. Incluirán cuatro vialidades, una de ellas para sacar la carga fuera de la ciudad, tres líneas del metro y un tren suburbano para duplicar el transporte público.

Respecto a los problemas de escasez de agua que ha enfrentado por años Monterrey, el gobernador aseguró que para este verano vienen varios proyectos de acueductos que generarán más de 10.000 litros por segundo y garantizarán el agua en Nuevo León para los próximos 15 años. El tema del acceso al agua generó una polémica con el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien declaró la semana pasada que no otorgaría el permiso a Tesla por las dificultades con el vital líquido que padece el estado semidesértico.

Sobre el caso concreto de Tesla, García indicó que la automotriz está pidiendo un máximo de 80 litros por segundo de aguas tratadas y que esa demanda será cubierta por una planta de tratamiento que hay en Santa Catarina que tiene una capacidad de 250 litros por segundo.

Asimismo, el gobernador informó de que Elon Musk, cofundador y director general de la automotriz, se comprometió con López Obrador a ayudar con el tema del agua. Ofreció traer una empresa que tiene unos taladros de última generación para la exploración de pozos acuíferos, aclaró García.

Personas discapacitadas en América Latina, los grandes olvidados tras la pandemia

Un trabajador electoral discapacitado espera para emitir su voto justo después de la apertura de su colegio electoral durante las elecciones generales en Puerto Príncipe, Haití, el domingo 28 de noviembre de 2010. (Foto: VOA/Archivo)

Se estima que más de 80 millones de personas sufren algún tipo de discapacidad en la región de América Latina y el Caribe, según datos oficiales.

Miami, EE. UU. — Un informe de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) señala que la crisis sanitaria provocada por el coronavirus “ha afectado a la población de manera profunda y multidimensional” y América Latina y el Caribe, “que se caracteriza por altos niveles de desigualdad, informalidad laboral y vulnerabilidad, es una de las regiones más afectadas en términos sanitarios, económicos y sociales”.

Pobreza y desigualdad en la región

La investigación de la CEPAL refleja datos de pobreza que “no se observaban desde hacía al menos una década”. En 2021, el número de personas en situación de pobreza se situaba en los 201 millones (el 32,1 % de la población de América Latina) y se estima que los datos sigan en aumento para el período de 2022, del que aún no se han extraído datos oficiales por parte del organismo regional.

De la misma forma, la desigualdad social incrementó en casi un punto porcentual y la actividad económica registró “una contracción histórica” con una caída del 6,8 % del Producto Interior Bruto (PIB) y del 7,7 % del PIB per cápita, lo que supone “la mayor caída anual en los 120 años de historia estadística de la región”.

Otro trabajo del Banco Mundial también pone de manifiesto que la región latinoamericana ha sido de las más afectadas por la pandemia del COVID-19.

“El impacto a corto plazo es principalmente monetario, pero los efectos no monetarios, como la inseguridad alimentaria y la baja participación en la educación, probablemente continuarán incluso en la pospandemia”, explican Javier Romero Haaker y Gabriel lara Ibarra en una comunicación escrita a la que ha tenido acceso la Voz de América.

Las protecciones sociales

La protección social se ha convertido en la principal herramienta que han tenido los gobiernos de la región para brindar asistencia a los niños y sus familias con el objetivo de mitigar los efectos negativos de la crisis sanitaria.

Pero hay un grupo que ha sufrido especialmente las consecuencias de la pandemia, las personas que padecen algún tipo de discapacidad física o mental, un grupo que ya era vulnerable incluso antes de la pandemia.

“Aproximadamente hoy el 15 % de la población de América Latina y el Caribe tiene una discapacidad, representando a más de 80 millones de personas”, explica Mónica Rubio, asesora regional de políticas sociales para América Latina y el Caribe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

Según la portavoz de UNICEF, esta tendencia va a seguir aumentando en las siguientes décadas y se estima que haya unos 150 millones de personas con discapacidad en la región para 2050.

“Esto pone por delante el reto de diseñar e implementar políticas y programas que materializan lo que la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad establece”, expone haciendo referencia al “derecho a la protección social de las personas con discapacidad”.

En esa línea, celebra que “la mayoría de los países de ingresos altos ya cuentan con una importante cobertura de protección social para las personas con discapacidad” y que “hay muchos países de medianos y bajos ingresos que están desarrollando políticas y programas de protección social para la discapacidad”, incluso en la región latinoamericana.

Las personas con discapacidad, con mayor probabilidad de vivir en pobreza

Sin embargo, Rubio asegura que “las personas en situación de discapacidad tienen muchas mayores probabilidades de vivir en pobreza y de tener una menor participación en la vida social, económica y pública” que pone de manifiesto que “una protección social inclusiva es fundamental”.

“(Una protección social inclusiva) la entendemos como una protección social que contribuye de modo efectivo a la realización de derechos como la seguridad social y un estándar de vida digno, con acceso a la educación, a la salud, a oportunidades laborales y sobre todo accesos, apoyo o asistencia para un desarrollo autónomo en la medida de sus capacidades”, dice Rubio.

Desigualdades desde temprana edad

Por otro lado, el investigador Alfonso Tolmos, de la consultora Trans100d, apunta que esa desigualdad se inicia en las primeras etapas de la niñez ya que se observan “diferencias muy importantes entre las personas con discapacidad y las personas sin discapacidad” en cuestiones como el alfabetismo o los años de escolaridad.

Tolmos, cuyo estudio se presentó esta semana durante una charla organizada por Diálogo Interamericano, un grupo de pensamiento con base en Washington DC, recalca que “el diseño y la implementación de una serie de programas de protección social” en la región han empezado a causar un efecto positivo. “Ese marco institucional y ese primer establecimiento de políticas nos invitan a recoger una serie de tendencias de política en la región, que vemos esperanza, aunque sabemos que, en la realidad, todavía hay un camino importante por recorrer”, apunta.

Efectos positivos

Uno de esos planes que se contemplan en muchos de los países de la región tienen que ver con la “ampliación de la protección social, que termina también beneficiando a las personas con discapacidad”. En los últimos años, según datos ofrecidos por Tolmos, se ha dado un incremento generalizado del gasto público del 10 % al 14 %, lo que ha permitido atender también a este grupo población.

“Hay una tendencia a ofrecer servicios con cobertura universal y eso ha permitido dar un primer paso para atender también a las poblaciones vulnerables como las personas con discapacidad”, apostilla.

Con todo, los expertos coinciden al afirmar que “el sistema de protección social puede ayudar” en la coordinación y la implementación de políticas comunes para atender las necesidades de las personas con algún tipo de discapacidad, que siguen siendo las más vulnerables después de la pandemia. “Esto puede ayudar a la gestión de los casos de discapacidad o a la familias de niños y adolescentes con discapacidad para que tengan un mayor acceso a oportunidades”, dice Alexandre Cote, especialista en políticas sociales de UNICEF.

“Pero para eso necesitamos un sistema de protección social y que continúe esta mutación para poder entender cuál es el rol hacia la inclusión de personas y niños con discapacidad”, concluye.

República Dominicana vive una «fiebre de baloncesto» con su pase al Mundial

Fotografía cedida por Prensa de la Federación Internacional de Baloncesto de jugadores de República Dominicana mientras celebran tras clasificar a la Copa Mundial de baloncesto luego de vencer a Argentina, en el Polideportivo Islas Malvinas, en Mar del Plata (Argentina). (Foto: EFE/Marcelo Endelli/Prensa Federación Internacional de Baloncesto)

Santo Domingo.- República Dominicana vive una verdadera «fiebre del baloncesto», después de la reciente victoria de su selección sobre Argentina, que le dio su tercer pase consecutivo a un Mundial y que se traducirá en un mayor respaldo económico al equipo nacional.

De lo que significa este «apoteósico» triunfo habló con EFE Fernando Teruel, durante muchos años entrenador del combinado dominicano y que tiene en su haber ser el primero que entrenó profesionalmente a Antonio «Chicho» Sibilio, quien brilló con la selección española, el Barcelona y el Taugrés Vitoria, así como a Alfred Horford, primer dominicano en jugar en la NBA estadounidense y padre de Al Horford, de los Boston Celtics.

Para Teruel, la clasificación para el Mundial motivará a muchos jóvenes de República Dominicana a practicar baloncesto, consolida un esfuerzo acumulado de años y «estimulará» al empresariado a dar un mayor apoyo económico a la selección nacional.

Agregó que la victoria del domingo pasado en Mar de Plata (Argentina) es fruto del trabajo en las categorías inferiores, de jugadores dominicanos captados en el exterior y de la «abundancia de talento» de torneos nacionales como el de Santo Domingo, Santiago (norte del país) y San Pedro de Macorís (este).

«Sin duda que tras este extraordinario triunfo sobre un rival del nivel de Argentina los patrocinios se incrementarán porque no son pocos los estudios mercadológicos que indican las ventajas de invertir en el baloncesto (…) Habrá, incluso, empresas internacionales que se interesarán en aportar a la casaca nacional», dijo Teruel.

Para el también educador físico, la clasificación para el Mundial ha dado inicio a una «fiebre del baloncesto» en República Dominicana porque «mucha gente» comienza a ver ese deporte como ve al béisbol, con un futuro «infinito» para forjarse esperanzas económicas y de estudios en Estados Unidos.

Fotografía cedida por Prensa de la Federación Internacional de Baloncesto de jugadores de República Dominicana mientras celebran tras clasificar a la Copa Mundial de baloncesto luego de vencer a Argentina, en el Polideportivo Islas Malvinas, en Mar del Plata (Argentina). EFE/Marcelo Endelli/Prensa Federación Internacional de Baloncesto)

«En el caso particular del baloncesto, esto se expande a Europa, a países como España, donde ya ha habido una presencia de dominicanos respetable entre la que destaca la incorporación reciente de Jean Montero, el versátil y joven jugador, quien fue uno de los héroes del triunfo sobre los argentinos», agregó.

Montero, de 19 años, anotó 22 puntos en la segunda mitad del choque para convertirse en una pieza vital en el triunfo de la plantilla que dirige el argentino Néstor «Che» García. El dominicano se unió al Real Betis español en dos partidos a principios de la presente temporada.

«Pienso que no solo el béisbol es marca país, también lo es el baloncesto, que no podía quedarse atrás y ahora lo vuelve a demostrar con su tercer billete consecutivo a un Mundial (…) Hoy en el mundo entero se habla de la victoria de República Dominicana, eso es extraordinario», destacó.

En su opinión, jugadores dominicanos en la NBA como Horford, Chris Duarte y Karl-Anthony Towns, de madre dominicana, se «interesarán» por formar parte de la selección dominicana antes de que el equipo quede estructurado definitivamente con miras a la cita mundialista que se celebrará entre agosto y septiembre próximos en Japón, Indonesia y Filipinas. Los tres ya se han uniformado con la selección tricolor.

Fotografía cedida por Prensa de la Federación Internacional de Baloncesto de aficionados argentinos, durante un partido por la clasificación a la Copa Mundial de baloncesto, en el Polideportivo Islas Malvinas, en Mar del Plata (Argentina). (Foto: EFE/Marcelo Endelli Prensa Federación Internacional de Baloncesto)

«El Gobierno (dominicano), las empresas, la práctica en las categorías menores, el trabajo de la Federación (de baloncesto) están fomentando un movimiento nacional interesante con la celebración de torneos en todas las provincias del país, a lo que habría que agregar el fortalecimiento de los programas de entrenamiento científico de jugadores con talento y la capacitación de entrenadores y árbitros», comentó Teruel.

De hecho, según la encuesta EnHogar-2022 de la Oficina Nacional de Estadística de República Dominicana, el baloncesto ha superado al béisbol como la disciplina más practicada en el país: el 30,2 por ciento de los entrevistados prefiere practicar básquet frente al 29,3 por ciento que se decanta por el béisbol.

Ramón Santos Lantigua.

El peso mexicano baja de 18 unidades por dólar y toca mejor nivel en 5 años

(Foto: EFE/WAEL HAMZEH/Achivo)

Ciudad de México.- El tipo de cambio en México bajó este viernes de los 18 pesos por dólar, con lo que tocó su mejor nivel en 5 años ante el debilitamiento de la moneda de Estados Unidos y el mayor apetito al riesgo.

«El peso mexicano rompió esta mañana la barrera de los 18 pesos colocándose en 17,98 frente al dólar. Esta apreciación de 0,18 % coloca a nuestra moneda en su mejor momento histórico en casi un siglo», afirmó el vocero de la Presidencia de México, Jesús Ramírez Cuevas, en Twitter.

La última vez que el peso mexicano cotizó por debajo de los 18 dólares fue el 17 de abril de 2018, cuando cerró en 17,97 unidades por billete estadounidense, de acuerdo con el histórico del Banco de México (Banxico).

El hito ocurre después de que el peso de México concluyó 2022 como la segunda de las únicas cuatro monedas apreciadas frente al dólar estadounidense, junto al rublo ruso, el real brasileño y el sol peruano.

Mientras la libra esterlina, el euro y los pesos de Colombia y Chile tocaron mínimos históricos durante 2022, la moneda mexicana terminó la última jornada del año en 19,50 unidades por billete estadounidense, según el Banxico, una apreciación del 5 % frente a los 20,53 de la primera jornada.

Desde un enfoque técnico, el tipo de cambio mantiene una tendencia a la baja, apuntó Gabriela Siller, directora de análisis económico del Banco Base, en un estudio enviado a medios.

«La apreciación del peso mexicano se debe a que el dólar estadounidense muestra un retroceso de 0,24 % de acuerdo con el índice ponderado, ante un incremento del apetito por riesgo en el mercado financiero global, luego de que en China se publicaron indicadores económicos positivos», indicó Siller.

La apreciación del peso ocurre también después de que, el martes, el Gobierno de México anunció una inversión de 5.000 millones de dólares de la empresa de autos eléctricos Tesla para instalar una armadora en Nuevo León, en el norte del país, que se perfila como la más grande del mundo.

«Esto también es excepcional, México es el país del mundo con mayor fortaleza en su moneda después del dólar. Ha habido una apreciación del peso de un poco más del 10 % (desde el inicio de este Gobierno), se ha apreciado, esto no se veía en medio siglo», comentó el jueves el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Empleados de Poder Judicial exigen aumento salarial equitativo en Puerto Rico

Varias personas participan en una manifestación contra la empresa eléctrica LUMA en San Juan (P.Rico). Imagen de archivo. (Foto: EFE/Thais Llorca)

San Juan, Puerto Rico.- Más de 1.000 trabajadores del Poder Judicial protestaron este viernes frente al Tribunal Supremo de Puerto Rico para reclamar un aumento salarial «equitativo».

“El Poder Judicial es uno de los pilares fundamentales de nuestro sistema democrático y sus empleados son esenciales para su correcto funcionamiento. Sin embargo, los trabajadores venimos enfrentando un importante deterioro en nuestras condiciones laborales, especialmente en cuanto a salario”, expresó en un comunicado un portavoz de los empleados, Amircal Gerena.

En diciembre, el senador Thomas Rivera radicó el Proyecto el Senado 1106 que, de aprobarse, le daría un aumento salarial de entre 3.000 y 4.000 dólares a los jueces y juezas del Poder Judicial, lo que generó polémica entre el resto empleados de esta institución que recibirían un aumento de 200 dólares.

Gerena indicó que es fundamental que se respete la jerarquía y las funciones de cada uno de los integrantes del Poder Judicial, “pero también es necesario garantizar la equidad y la justicia en la distribución de los recursos económicos”.

En este sentido, los trabajadores del Poder Judicial decidieron manifestarse a las 11.00 de la mañana de este viernes en las calles de San Juan para exigir que el aumento del salario base a cada empleado sea de 1.000 dólares.

“Consideramos que este aumento salarial no corresponde a la realidad económica del país y resulta desproporcionado en comparación con los ínfimos sueldos que reciben el resto de los trabajadores del Poder Judicial”, enfatizó Gerena.

Asimismo, sentenció que «resulta injusto que se otorgue un aumento tan elevado a los jueces, mientras que otros trabajadores sólo recibieron un ínfimo aumento».