Tuve el privilegio de asistir a la Convención Latina de Pensilvania, celebrada del 25 al 27 de agosto en el centro de Pittsburgh. El evento reunió una amplia variedad de talleres, mesas redondas y paneles, todos enfocados en el liderazgo y la experiencia de los latinos en distintos ámbitos. Participé en varios espacios relacionados con la salud, pero lo más significativo para mí fue cofacilitar un taller sobre investigación y datos enfocados en nuestras comunidades.
Este taller fue fruto de una colaboración entre el Instituto Esperanza para la Equidad en la Salud Latina y el Centro de Investigación Latina de Pensilvania de Penn State. Nuestro objetivo fue compartir buenas prácticas de investigación en comunidades latinas, ofrecer consejos para trabajar con vecindarios como Hunting Park y organizaciones como Esperanza, y explorar estrategias para recopilar datos que realmente beneficien a los latinos en todo el estado. Queríamos invitar a los líderes latinos a reflexionar sobre cómo podemos reinventar la investigación para que sirva y honre a nuestras comunidades.
Durante mi intervención, presenté la historia de Esperanza en Hunting Park, así como la misión y el enfoque del Instituto Esperanza. Compartí nuestras vivencias con la investigación: lo positivo, lo negativo y lo desafiante. Por ejemplo, abordé el fenómeno de la investigación tipo “atropello y fuga”, en la que investigadores llegan a una comunidad, recopilan datos y se marchan sin establecer vínculos ni compartir resultados. Este tipo de prácticas desalienta la participación, debilita la confianza en la ciencia y tiene impactos mínimos en indicadores como la salud.
A partir de estas experiencias, compartí algunos de los principios rectores de Esperanza:
- La investigación no debe ser depredadora; debe generar beneficios tangibles y a corto plazo para la comunidad.
- La investigación debe ser codesarrollada y codirigida por la comunidad, no únicamente por científicos externos.
Para cerrar el taller, invitamos a los asistentes a compartir sus propias experiencias con la investigación, tanto como participantes como investigadores. Muchas de sus historias reflejaron los mismos retos que abordamos en la presentación. También les pedimos que identificaran temas que consideran prioritarios para futuras investigaciones. Las respuestas más comunes fueron salud mental, inmigración y desarrollo económico/laboral.
Al finalizar la sesión, varios asistentes se acercaron para continuar la conversación sobre salud, investigación y datos. Estos intercambios me llenaron de esperanza. Los latinos tenemos un lugar en la ciencia y la investigación, pero debemos seguir alzando la voz y creando espacios para nuestra comunidad en estos campos, para no quedarnos atrás.






