(Foto: Ilustrativa/Pexels)

Reconocer lo que sentimos, saber cómo nos impacta y cómo impactamos a los demás parece obvio, pero ¿cuántos líderes realmente lo practican? En el trabajo vemos de todo: el jefe que presume de “trabajar bien bajo presión”, cuando, en realidad, lo único que hace es intoxicar a su equipo con su ansiedad; o el gerente que acepta un cargo porque el sueldo era irresistible, para terminar dos años después repitiendo: “Estoy aburrido, esto no era lo mío”.

Un estudio publicado en Journal of Applied Psychology (2022) analizó a más de 3.000 directivos en empresas globales y encontró que los líderes con mayor autoconciencia lograban equipos con un 36% más de compromiso y menor rotación. No es magia: cuando un líder sabe quién es y reconoce el impacto de sus emociones, genera un entorno de confianza.

Cerramos un ciclo lleno de retos, tensiones y aprendizajes. Y si algo nos deja claro es que el liderazgo del futuro no se medirá únicamente por las cifras que mostramos en un informe, sino por la capacidad de mirarnos dentro y sostenernos en medio de la incertidumbre. La autoconciencia no es un lujo, es la brújula para entrar en un nuevo año con claridad.

Así que, antes de diseñar estrategias, marcar objetivos o repartir KPIs, la pregunta que todo líder debería hacerse al inicio de cada año es simple, pero incómoda: ¿estoy liderando desde mis valores o desde mis necesidades personales?

¿Cuál debería ser el enfoque de los líderes para el próximo año? State of the US Labor Force Report, de Gallup, sugiere cinco aspectos a tomar en cuenta:

1. Bienestar financiero. No se trata solo del salario, sino de cómo la organización apoya la estabilidad económica y la tranquilidad mental de su gente. Ofrecer estructuras salariales justas, programas de educación financiera y beneficios alineados con las distintas etapas de vida, refuerza la sensación de seguridad y pertenencia.

2. Cultura y seguridad en el lugar de trabajo: Una cultura organizacional saludable es aquella donde las personas se sienten seguras —física, emocional y psicológicamente— para expresarse y trabajar desde su autenticidad. La seguridad no se limita a normas de prevención; incluye la confianza en que los errores no serán castigados, sino aprendidos.

3. Oportunidades de crecimiento y desarrollo: Es uno de los motores más poderosos de la motivación humana. Cuando una empresa invierte en el desarrollo de su gente —ya sea a través de formación, mentorías o proyectos desafiantes—, está invirtiendo en su propio futuro.

4. Participación y voz: Dar voz a los colaboradores no es un gesto simbólico, sino una práctica de liderazgo maduro. La participación implica que las personas tengan espacio real para influir en decisiones, proponer mejoras y sentir que su opinión tiene impacto. Escuchar activamente y co-crear soluciones fortalece el compromiso y transforma el liderazgo en una conversación más horizontal y humana.

5. Estructura de trabajo y autonomía: La autonomía bien estructurada es la nueva forma de liderazgo inteligente. Diseñar estructuras de trabajo flexibles, con objetivos claros, pero espacio para decidir el “cómo”, permite que las personas se autorregulen, gestionen su tiempo y conecten con el propósito de lo que hacen.

Al final, lo que realmente construirá tu nuevo estilo de liderazgo no será lo que logres afuera, sino la honestidad con la que aprendas a liderarte a ti mismo. Y ese, más que un propósito, es el verdadero regalo de un nuevo comienzo.

* Jacques Giraud es ingeniero, especialista en desarrollo organizacional, master coach y mentor, con más de 28 años de experiencia y más de 400 seminarios impartidos como facilitador de Insight Seminars en más de 15 países. Autor del libro “Super Resiliente”. www.jacquesgiraud.com

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí