La secretaria de Seguridad Nacional de EEUU, Kristi Noem, habla durante una mesa redonda en el "Alcatraz de los Caimanes", una nueva cárcel para inmigrantes en las instalaciones del Aeropuerto de Formación y Transición de Dade-Collier, en Ochopee, Florida, el martes 1 de julio de 2025. (AP Foto/Evan Vucci)

Sin el terror explícito que se vive en otras regiones del mundo donde se llevan a cabo “limpiezas étnicas”, en Estados Unidos ya hay millones de personas que están dejando el país. No por guerra, sino por miedo. Miedo a ser detenidos por su apariencia, a ser interrogados por hablar español, a ser tratados como sospechosos por simplemente existir como latinos.

En un momento en que el ambiente antinmigrante y antihispano se intensifica en varios estados del país, donde basta con “parecer latino” para ser detenido o cuestionado sobre su estatus migratorio, otros territorios están dando pasos significativos hacia la inclusión y el reconocimiento.

Más de un millón de inmigrantes y sus hijos, muchos ya ciudadanos estadounidenses, han decidido abandonar estados hostiles por el temor constante, la discriminación y la falta de garantías. Esta migración interna está teniendo efectos económicos profundos, no solo en las regiones que pierden población activa, sino en todo el país. La economía se está resintiendo, y las repercusiones son extensas.

Desde enero de 2025, bajo el segundo mandato de Donald Trump, se han deportado aproximadamente 400,000 personas. A esto se suman 1.6 millones de salidas voluntarias de inmigrantes indocumentados que han optado por irse ante el endurecimiento de las políticas migratorias. En total, 2 millones de personas han abandonado EE. UU. en menos de un año. Esta cifra refleja no solo el impacto de las redadas y detenciones, sino también el miedo generalizado que se ha instalado en muchas comunidades latinas.

Sin embargo, en medio de este panorama preocupante, hay señales de esperanza. El estado de Nueva Jersey ha dado un paso histórico al aprobar una ley que exige que las escuelas públicas enseñen la historia y las contribuciones de los latinos como parte del currículo de Estudios Sociales, desde primaria hasta secundaria. Esta medida, firmada por el gobernador Phil Murphy, busca consolidar el legado de las comunidades latinas e hispanas en el estado.

La senadora Teresa Ruiz, una de las autoras del proyecto, destacó que el 87 % de los temas clave en la historia latina están ausentes o minimizados en los libros de texto. Esta invisibilización ha dejado un vacío profundo en la narrativa nacional. “Nuestros niños merecen ver esa historia reflejada con precisión y a los latinos representados en espacios excepcionales”, afirmó Ruiz.

Este nuevo currículo, que entrará en vigor en el año escolar 2026-2027, no solo reconoce el papel de los latinos en la construcción de EE. UU., sino que también reivindica su presencia en todos los ámbitos: desde las artes y las ciencias hasta el servicio público y la economía.

En Impacto, estamos comprometidos con seguir publicando la voz de los que no tienen voz. Lamentablemente, la situación actual ha generado un clima de miedo que impide que muchas personas se expresen libremente, por temor a represalias o a reclamos en su entorno, en un ambiente cada vez más polarizado. Hemos observado con preocupación cómo, incluso en manifestaciones públicas, la gente se muestra más reticente a ser fotografiada, cubriendo sus rostros con mascarillas para evitar ser identificada.

Pero no podemos sucumbir al silencio. El miedo no puede callar la verdad. Este es un momento para expresar y testificar, porque la historia nos reclama.

Por eso, hemos creado una nueva sección llamada “La Pajarita”, un espacio seguro donde cualquier persona puede enviarnos sus reflexiones, denuncias o testimonios sin necesidad de revelar su identidad. Queremos que este sea un canal de expresión libre, valiente y necesario.

Mientras algunos sectores insisten en frenar el crecimiento y la visibilidad de los latinos, otros celebran su aporte y trabajan por un futuro más inclusivo. La pregunta que debemos hacernos como comunidad es urgente y profunda:

¿Qué estamos haciendo para defender el valor que tenemos ante la embestida que pareciera estimular una especie de limpieza étnica silenciosa?

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