En sus las quince versiones del Carnaval, se han beneficiado alrededor de 15.000 personas. (Foto: Cristian Marin)

La mochila es más que un accesorio en el que guardamos objetos. Es un medio de transporte. Allí, entre lápices, cuadernos, borradores y libros, siempre hay lugar para llevar a los sueños tan lejos como la imaginación lo permita.

Esos “bultos”, como le dicen en algunos rincones del Caribe, ya reposan en los hombros de miles de niños del norte de Filadelfia.  En ellos cargarán lo necesario para llegar listos al nuevo año escolar después de darse cita en el decimoquinto Carnaval “De regreso a la escuela” organizado por el Hospital para Niños Saint Christopher.

El cielo del verano decoró este evento en el que centenares de familias acudieron para llevar en sus espaldas todo lo que necesitan para el aula de clases y guardar en el corazón una jornada de juegos, comida, lectura y aprendizaje.

Instituciones públicas y privadas unieron fuerzas para entregar, además de las mochilas, alimentos, experiencias, helado, maquillaje facial para los niños, videojuegos y una amplia oferta de servicios de promoción, salud y bienestar para los habitantes de este sector de la ciudad del amor fraternal.

En sus quince ediciones del Carnaval, se han beneficiado a alrededor de 15.000 personas. 

El cielo del verano decoró este evento en el que centenares de familias acudieron para llevar en sus espaldas todo lo que necesitan para el aula de clases y guardar en el corazón una jornada de juegos, comida, lectura y aprendizaje. (Foto: Cristian Marin)

Una cita con la esperanza

Renee Turchi, pediatra y organizadora de la actividad, expresó su deseo de que “los niños sepan que en el mundo hay personas que se preocupan por ellos, que los quieren y que quieren que tengan un buen inicio de la escuela con sus nuevas mochilas. Todos necesitamos esperanza”.

Con esa misma ilusión Amelia Rippo le empaca a su hija todos los días en su maleta, además de todos los elementos de la escuela, un peluche para que, en sus palabras, “le recuerde que siempre estoy con ella”. La quiere apoyar en su idea de crecer y aprender para ser doctora, pues según ella es “el aprendizaje lo que te lleva a niveles altos y te abre puertas”.

La misma que quiere abrir Inés y con su deseo de ser veterinaria, o Amariles con su anhelo de ver a su hija ser profesional, o los niños que se adornaron su rostro para imitar a sus superhéroes favoritos o los voluntarios e instituciones que donaron su tiempo y energía para que una mochila sea el medio de transporte que lleve los sueños más allá de lo imaginable.

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