Cecilia M. Cardesa ha recibido numerosos premios y reconocimientos por su compromiso con el desarrollo comunitario y ha servido en juntas locales e internacionales. (Foto: Cortesía)

Nacida y crecida en Buenos Aires, durante la Guerra Sucia de Argentina, la doctora Cardesa emigró a los Estados Unidos hace 30 años, de los cuales 20 ha vivido en la ciudad Filadelfia. Su labor como especialista del trauma le ha permitido ayudar a muchos a sanar y a superar sus heridas.

LA NIÑEZ

A pesar de que en su infancia se sintió amada y llena de “abundancia familiar”, también sintió en su niñez una época de mucha inestabilidad política y económica en su país, que le provocaron muchos días y noches largas, donde se decía “¿qué pasa en mi vida, con mi familia, en mi barrio, en mi país?, anhelo vivir en paz interna y externa”.

La joven conoció la esperanza, la resiliencia, la convicción, y la gratitud, pero al mismo tiempo experimentó acoso, ansiedad, tristeza, soledad, abandono y anhelo; fue a través de conocerse, estudiar y aprender de ella misma, que comenzó a sanar, también “aprendió a desaprenderse”.

EL TRAUMA DE LA MIGRACIÓN

Cecilia emigró a los Estados Unidos para tener una vida mejor, para tener una oportunidad y un futuro. Para ella, migrar es una decisión muy difícil porque se separa no solo de la familia sino del hogar, el barrio, el idioma, las memorias de los ancestros y hasta de las mascotas, lo que genera un duelo muy doloroso y traumático.

“Emigrar y separarse duele, por eso yo hablo del dolor para humanizarlo”

Además de los traumas de su infancia, para la doctora Cardesa, la migración fue un nuevo reto, un evento que fue un parteaguas en su vida. “El trauma de la migración genera un terremoto en nuestro interior, el cual se debe reconstruir, recoger y unir nuestros pedacitos con convicción y esperanza. Una hora a la vez, cinco minutos a la vez. El trauma, puede ser el marco de nuestra vida; sin embargo, nosotros mismos podemos pintar nuestra vida con un nuevo lápiz y con una nueva lente, nos compartió.

Para la doctora es importante que no critiquemos y comparemos el trauma, porque dice que nuestros traumas no “compiten” con el de los demás. Cuando nos comparamos, algunos pueden auto diagnosticarse y perder la oportunidad de buscar ayuda profesional. Cada uno sabe lo que le pasó y por lo que pasó.

ENCONTRAR UN PROPÓSITO

Una vez que se estableció en Estados Unidos, realizó sus estudios superiores en la Universidad de Villanova, donde se graduó en Ciencias Políticas, hizo una maestría en Artes en Estudios del Holocausto y Genocidio en la Universidad de West Chester, otra maestría en educación en la Universidad de Pensilvania, donde también obtuvo el doctorado con la tesis “Situando la memoria traumática en la creación del valor social”.

Mientras iba estudiando iba sanando, y entendió que no era la única con una situación similar, y eso la liberó. “Aprendí que hay lenguajes que generan incendios. Las palabras queman, y para mí fueron un instrumento de diálogo y de reconciliación”. De esta forma, sus estudios le dieron herramientas para hablar sobre el racismo tanto Estados Unidos como en otros países.

“Amo ser quien soy, latina y argentina”

Cecilia recuerda que el haber sido diagnosticada con trastorno por estrés postraumático (PTSD), le provocó enojo y tristeza. No sabía con quién hablar, ni qué hacer con ese sentimiento, no comprendía si su trastorno era provocado por un trauma heredado de anteriores generaciones, individual y colectivo, de su país o de ella misma; sin embargo, leer, seguir aprendiendo y desarrollándose en su carrera profesional la sacó adelante. Supo que sabía reír, bailar y que también podía disfrutar de la vida. “Me di cuenta cómo mi vocación me ayudaba a crecer, a descubrirme, a encontrarme, y a sanarme, porque pienso que con mi trabajo yo hago un mundo mejor, dice Cecilia, quien ha trabajado con refugiados de diferentes lugares, desde el oeste de África, hasta el sótano de una iglesia franciscana en Wilmington, Delaware, organizando y compartiendo con la comunidad, como lo sigue haciendo.

“Tenemos la oportunidad de elegir cómo queremos seguir nuestro camino”

Cecilia M. Cardesa.

EL CAMINO PARA SANAR

Su encuentro con ella misma, sus estudios y su propio camino de sanación le dieron las herramientas a la doctora Cecilia para ayudar a los demás, y nos comparte que un camino para sanar y sobrellevar el trauma puede ser: creando un espacio para compartir, para hablar, para estar con uno mismo, o escribir un diario, para vaciar nuestra mente, para reflexionar, para tomar conciencia, y para sanar. “Es muy importante atender nuestros diferentes ejes, como es el encontrarnos a nosotros mismos, saber cuáles son los medios y recursos que hay en la comunidad, colaborar con organizaciones, en pólizas o en políticas que ayuden a cerrar esta brecha de sanación, porque sanar es un ecosistema en el que todos tenemos un rol. Por esto y más, Cecilia es una vida de impacto, a quien honramos en especial, durante este mes en el que estaremos presentando más historias de resiliencia y excelencia.

Sanarse para ayudar a sanar

Cecilia M. Cardesa es fundadora de TraumaVenture, una consultora de gestión informada para el trauma, donde trabaja con organizaciones que incorporan el trauma a nivel misión, a nivel trabajo, enfocándose en el trauma individual y colectivo, a nivel local o internacional. Estudia como el trauma se manifiesta en la vida de las personas e impacta su trabajo, el cual podría incluso, ser un espacio de sanación. Es presidenta del Louis D. Brown Peace Institute. La organización fue fundada hace 25 años por una madre afrolatina en Boston, quien perdió a su hijo de 15 años víctima de la violencia armada, misma que sigue escalando en Filadelfia. La doctora estará creando espacios localmente (y a nivel nacional) para hablar del trauma, dolor y sanación. Puede pedir información escribiendo al email: cecilia@drceciliacardesa.com

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