
Una vez más, la icónica escalinata del Museo Metropolitano de Arte en Nueva York se convirtió en el epicentro global de la moda durante la noche más esperada del año: la Met Gala. En esta edición de 2025, el evento giró en torno al tema «Tiempo: Moda y Memoria», una propuesta que invitó a explorar la relación entre el vestuario, la historia y la identidad cultural. Dentro de ese marco, las celebridades latinoamericanas no solo brillaron por su estilo, sino también por su capacidad de contar historias profundas a través de la moda.
Jennifer Lopez: El poder de la herencia
Jennifer Lopez, ícono global y referente constante de elegancia, fue una de las figuras más aclamadas de la noche. La artista neoyorquina de origen puertorriqueño lució un impresionante vestido de Ralph Lauren confeccionado a mano con más de 800 horas de bordado, inspirado en símbolos de las culturas mesoamericanas. El diseño, en tonos dorados y cobrizos, evocaba elementos de la iconografía azteca y maya, combinando majestuosidad con un fuerte mensaje identitario.
«Quise rendir homenaje a mis raíces y al legado de nuestras civilizaciones», expresó la artista en la alfombra roja. Su presencia reafirmó su posición no solo como diva del entretenimiento, sino como embajadora de la cultura latina ante el mundo.
Bad Bunny: Vanguardismo con identidad caribeña
Benito Antonio Martínez Ocasio, conocido artísticamente como Bad Bunny, volvió a romper esquemas. El artista boricua apostó por una propuesta conceptual del diseñador John Galliano para Maison Margiela: un traje intervenido con fragmentos de telas antiguas, con referencias a mapas coloniales del Caribe y motivos que aludían a la resistencia antillana. Complementó el look con un peinado estructural y joyería de artesanos dominicanos.
Conocido por utilizar la moda como una herramienta de expresión política y cultural, Bad Bunny reafirmó su compromiso con visibilizar las historias silenciadas de su región: “Venimos de una historia compleja y hermosa. Hoy me visto para recordarla y celebrarla”, dijo ante los medios.

Shakira: Elegancia con raíces
La cantante colombiana hizo una aparición impactante con un diseño de Iris van Herpen, realizado en colaboración con artesanos de la región de Boyacá. El vestido, una pieza escultórica que combinaba tecnología y artesanía, estaba inspirado en el movimiento de las olas del Caribe y en los tejidos tradicionales muiscas.
Shakira, que fue una de las últimas en llegar, dejó claro que su elegancia también es política: “La moda es una forma de decir quiénes somos, incluso cuando el mundo intenta olvidarlo”, expresó.
Zoe Saldaña: Elegancia galáctica con raíces dominicanas
La actriz estadounidense de ascendencia dominicana y puertorriqueña sorprendió con un vestido de Alta Costura de Jean Paul Gaultier, diseñado especialmente para ella. El atuendo combinaba seda azul noche con detalles de bordado en plata que simulaban constelaciones, como un guiño a su papel en Avatar, pero con un fondo cultural muy claro: las constelaciones representaban deidades taínas y elementos del folklore caribeño.
“Traigo a mis ancestros conmigo, aunque camine entre estrellas”, dijo Zoe en la alfombra, emocionada por la posibilidad de representar sus raíces en un evento global.
Maluma: Sofisticación urbana con esencia paisa
El cantante colombiano Maluma sorprendió con un esmoquin intervenido de la casa Balmain. El traje, de corte clásico pero con detalles bordados a mano en forma de guayacanes —el árbol nacional de Colombia—, fue diseñado en colaboración con un colectivo de artistas de Medellín. El look fue rematado con joyería de oro colombiano y zapatos pintados a mano por un artista callejero paisa.
“Quise representar a mi tierra con elegancia y calle, como soy yo”, comentó Maluma, orgulloso.

Balvin: Moda con alma latina
Fiel a su estilo innovador, J Balvin llegó con una creación de Loewe que combinaba colores vibrantes, siluetas experimentales y referencias gráficas al arte huichol. El artista antioqueño, uno de los máximos exponentes del reguetón global, usó su atuendo como plataforma de expresión cultural.
“Esto es Colombia, esto es Latinoamérica… en esteroides”, bromeó con los medios, mientras explicaba que el diseño integraba obras de artistas indígenas mexicanos.
Selena Gomez: Nostalgia del cine de oro mexicano
Luego de varios años sin asistir a la gala, Selena Gomez hizo un regreso triunfal con un vestido de la casa Rodarte, claramente influenciado por la estética del cine mexicano de los años 40. La prenda, confeccionada en terciopelo negro y decorada con delicados bordados florales, evocaba la figura de actrices como Dolores del Río y María Félix. El peinado, el maquillaje y los accesorios reforzaron este homenaje cinematográfico y cultural.
“Mi abuelo me hablaba de esas películas. Este look es un tributo a él y a todas las mujeres poderosas que marcaron la historia del arte latinoamericano”, compartió emocionada la actriz y cantante.
Nuevas generaciones, nuevas narrativas
El talento emergente también tuvo una presencia destacada. La actriz mexicana Melissa Barrera eligió un diseño de Benito Santos, que reinterpretaba los trajes tradicionales de charra en una silueta moderna y etérea. Por su parte, la brasileña Bruna Marquezine se decantó por una creación de Johanna Ortiz, basada en textiles sostenibles y técnicas artesanales del Pacífico colombiano.
Ambas figuras no solo resaltaron por su belleza y estilo, sino también por dar visibilidad al trabajo de diseñadores latinoamericanos que combinan tradición, sostenibilidad e innovación.
La moda como declaración cultural
Más allá de la espectacularidad de los atuendos, lo que marcó la diferencia este año fue el claro uso de la moda como herramienta de expresión cultural. Las celebridades latinas aprovecharon la temática para narrar historias vinculadas a la memoria colectiva de sus países, sus familias y sus comunidades. En una noche donde el tiempo fue el eje, ellos recordaron que el pasado también puede caminar hacia el futuro, envuelto en telas, símbolos y orgullo.