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Filadelfia pierde sabor: el “hasta luego” de Cantina La Martina alerta a la gastronomía local

Dionicio Jiménez, migrante originario de México, fue nominado para el Premio James Beard 2023 al Mejor Chef de la región del Atlántico Medio. (Foto: Cortesia)

Aún no terminamos de digerir la noticia del cierre total de Iron Hill Brewery —una cadena que se declaró en bancarrota con más de $20 millones en deudas y apenas $125,000 en efectivo— cuando nos sorprende otro golpe: el anuncio  de Cantina La Martina,Brazas BBQ Chicken y otros restaurantes locales.

La escena gastronómica de Filadelfia y sus alrededores atraviesa un momento complejo. Con especial pesar se recibió la noticia del cierre de Cantina La Martina en su actual ubicación que se había convertido en un símbolo de la resistencia y resiliencia de un restaurante mexicano de alta cocina, ubicado en Kensington y liderado por el reconocido chef Dionicio Jiménez. Tras casi cuatro años de operación, el restaurante anunció que su último día será el próximo 2 de noviembre.

En su comunicado, los propietarios explicaron que el espacio se volvió “financiera y logísticamente insostenible”, citando tanto las condiciones del vecindario como los retos operativos. Aunque planean buscar una nueva ubicación, el cierre en Kensington simboliza los obstáculos concretos que enfrentan muchos restaurantes hoy en día.

La decisión de no renovar el contrato fue meditada: el local ya no podía sostener los costos fijos frente a ingresos cada vez más variables. Además, como es bien sabido, el vecindario de Kensington continúa enfrentando desafíos significativos. En una publicación del Inquirer,  refieren que los propietarios señalaron que la inseguridad, los problemas urbanos y la logística impredecible del área añaden una carga extra a la operación diaria. Un restaurante necesita atraer clientes, pero también debe ofrecer un entorno seguro y cómodo, especialmente en horarios nocturnos.

A esto se suma el aumento en los costos operativos: inflación en insumos, alzas en servicios, transporte y presión sobre la cadena de suministro. Aunque estos factores no siempre se reportan de forma específica, terminan afectando profundamente cualquier negocio gastronómico.

El cierre de restaurantes no solo representa pérdidas económicas para propietarios y empleados, sino también una merma en la visibilidad cultural y social de las comunidades. Espacios como Cantina La Martina se convirtieron en puntos de encuentro, celebración y difusión de la gastronomía, además de ser una referencia en la ciudad del amor fraternal.

Cuando un restaurante cierra, también se cierran oportunidades de empleo, se afecta a proveedores locales, se pierde interacción cultural y se empobrece el paisaje urbano. Se reduce la diversidad culinaria que distingue a Filadelfia, y con ello, se apagan sabores, historias y memorias que daban vida a la ciudad. Ojalá que pare la cadenita.

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