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El realismo mágico de Orlando llega a Galería Esperanza en Filadelfia

Orlando

Orlando Quevedo nació en Holguin Filadelfia y se muestra emocionado por esta exposición. (Foto: Suministrada)

La historia de Orlando Rafael Quevedo comienza en Cuba, donde su talento artístico fue identificado desde la infancia. En un sistema educativo caracterizado por la rigurosa selección estatal, Orlando fue uno de los pocos jóvenes capaces de superar las exigentes pruebas de ingreso al programa formal de artes plásticas. De alrededor de 300 niños que iniciaron el proceso, solo seis lograron graduarse. Aquella primera depuración no solo señalaba aptitudes técnicas excepcionales, sino también la disciplina, sensibilidad y capacidad de observación necesarias para desarrollarse en un entorno artístico altamente competitivo.

Su trayectoria educativa continuó a lo largo de doce años dentro del prestigioso Instituto Superior de Arte (ISA), la institución más importante de Cuba para la formación de artistas profesionales. Allí recibió una preparación integral basada en los fundamentos clásicos del dibujo, la pintura, la composición y la teoría artística. El modelo académico estricto, intensivo y profundamente estructurado estaba diseñado para formar creadores con una sólida comprensión técnica, pero también con una visión crítica y un conocimiento profundo de la tradición visual occidental y latinoamericana.

Durante esta etapa, Orlando estudió con maestros que enfatizaban tanto la precisión formal como la conexión histórica del arte. El currículum incluía anatomía, perspectiva, color, estética, historia del arte universal e historia del arte cubano, proporcionándole un marco conceptual que luego se convertiría en un aspecto esencial de su lenguaje pictórico. Esta formación, centrada en la observación cuidadosa y en el estudio sistemático de obras maestras, moldeó su disciplina y su visión creativa.

Hace veinticinco años, se convirtió en el primer instructor de arte del colegio, sembrando las semillas de creatividad que continúan floreciendo hoy. Esta exposición se presenta como un homenaje a su vibrante legado en un momento muy oportuno: Esperanza College celebra su 25.º aniversario este año, con vidas tocadas y transformadas por la mentoría de Orlando.

Durante su etapa en Filadelfia impartió cursos que dejaron huella tanto por su rigor como por su capacidad para conectar la tradición artística con la experiencia contemporánea. Para él, la historia del arte no es solo un referente académico, sino un recurso fundamental para comprender su propio lenguaje visual. Su obra integra referencias iconográficas, estructuras compositivas y herencias estéticas desarrolladas a lo largo de siglos, recontextualizadas desde su perspectiva personal tanto es así que fue seleccionado como artista oficial del National Cherry Blossom Festival 2023.

Su formación académica es crucial en su método creativo: cada obra nace de la reflexión, el estudio y una relación respetuosa con la historia visual que lo precede: “Yo concibo la pintura como un diálogo entre pasado y presente, entre disciplina y emoción, entre lo aprendido y lo descubierto”, señaló el artista. Así, su trayectoria educativa no solo lo preparó para ser un artista competente, sino que se convirtió en el cimiento que sostiene toda su filosofía estética.

Madonna Sleeping Beauty es parte de la colección privada de Esperanza. (Foto: Suministrada)

Para Orlando, presentar su obra en el marco del 25.º aniversario de Esperanza College tiene un significado profundamente personal y simbólico. El artista describe la experiencia como un honor inesperado y un gesto de reconocimiento que trasciende lo profesional. “Celebrar 25 años de Esperanza College y ser parte de esta conmemoración me llena de gratitud”, expresó.

Para él, Esperanza no es solo una institución cultural, sino un puente entre comunidades, generaciones y trayectorias como la suya. El artista reconoce que este aniversario no solo celebra la historia de la organización, sino también la resistencia, la creatividad y la capacidad de transformar vidas. Su participación en esta fecha emblemática la vive como una oportunidad de devolver a la comunidad parte de lo que le ha ofrecido: apoyo, espacios de crecimiento y un sentido de pertenencia que ha acompañado toda su carrera en Filadelfia. Recalcando su cita: “En mi realismo mágico, la realidad se disfraza de sueño: tan posible que parece magia, tan mágica que resulta imposible”. — Orlando.

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