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El orgullo boricua vibra en Filadelfia durante el Mes de la Herencia Hispana

2. La carroza de APM fue decorada inspirada en los 1900. (Foto: Haydeé Rosario/ Impacto staff

Puerto Rico se vistió de fiesta en grande como parte de las celebraciones del Mes de la Herencia Hispana en Filadelfia. El pasado viernes 26 de septiembre, el Ayuntamiento de la ciudad fue escenario del tradicional izamiento de la bandera puertorriqueña, en un emotivo acto que reunió a líderes comunitarios, funcionarios públicos y residentes orgullosos de sus raíces.

La iniciativa, impulsada por la concejala Quetcy Lozada, contó con la presencia de la música en vivo de la banda de los Bomberos de Filadelfia, quienes dieron un toque especial a la ceremonia que destacó la importancia de mantener viva esta tradición en la ciudad: «Este acto simboliza nuestro compromiso con la cultura y el legado puertorriqueño aquí en Filadelfia», afirmó Lozada.

Entre los asistentes estuvieron figuras destacadas como el reverendo Luis Cortés, locutora Maria del Pilar, reverenda Bonnie Camarda y William García, director de la oficina de participación para los latinos de la oficina de la alcaldesa Cherelle Parker, quienes acompañaron el homenaje al reconocido músico Pablo Batista, un referente en la música latina local. El Concejo Municipal de Filadelfia también estuvo presente apoyando las celebraciones, reconociendo públicamente la contribución de la comunidad puertorriqueña al tejido social y económico de la ciudad. La concejala Lozada, destacó que estas festividades son una oportunidad para fomentar la inclusión y el respeto hacia todas las culturas que enriquecen Filadelfia.

Uno de los momentos más emotivos fue cuando una enorme bandera puertorriqueña fue abierta y mostrada mientras se cantó el himno La Borinqueña suceso que demostró la importancia de estas celebraciones para visibilizar la cultura puertorriqueña y promover el orgullo de identidad entre las nuevas generaciones. La ceremonia culminó en un ambiente festivo donde los invitados disfrutaron de un almuerzo acompañado de ritmos latinos, fortaleciendo así el sentido de comunidad y unión.

La celebración no terminó ahí ya que las festividades se extendieron hasta el domingo con la esperada Parada Puertorriqueña, que reunió a cientos de personas para disfrutar de música, bailes, comparsas y coloridas carrozas. La alcaldesa de Filadelfia, Cherelle Parker, encabezó el desfile, un momento en que todos demostraron su sentido de pertenencia y orgullo cultural.

Uno de los momentos más destacados fue el paso de la Guagua 47, símbolo icónico de la cultura puertorriqueña, iniciativa de Alba Martínez, quien compartió detalles de su diseño, lleno de simbolismo y tradición. “La carroza de la guagua 47 en la película es un homenaje a los latinos, creada por las manos de la comunidad latina en Filadelfia. Todos unidos para crear algo bello. Durante meses, en el Taller Puertorriqueño, personas llegaban a ayudar y a dirigir el proceso todo hecho por manos de la comunidad”.

También otras organizaciones participaron del evento, como Los Rumberos Jeep, Taller Puertorriqueño y APM, donde Marilyn Rodríguez fue la creadora del concepto de la carroza: “Aquí yo voy a destacar nuestra cultura, diseñada para resaltar los campos de 1900, con madera y de manera antigua, creando y desarrollando el concepto”.

La participación de niños y adolescentes también fue muy aplaudida, con presentaciones que incluyeron bailes de salsa, merengue, bomba y plena. El grupo Atabey, que viajó desde Puerto Rico brillo con una animada y auténtica muestra de bomba y plena que contagió alegría a todos los presentes. Además, los bailarines de Esperanza Academy vistieron con orgullo la bandera puertorriqueña en sus trajes, invitando a todos a gozar y celebrar juntos.

Entre el público estaba la Familia Quintana desde Moca disfrutaron del evento porque desde hace 20 años no visitaban Filadelfia: “Poder mostrarles a mis hijos la música y nuestra cultura es un privilegio”. dijo el padre orgulloso.

Sin duda, estas celebraciones reflejan la alegría, la música y, sobre todo, el profundo orgullo boricua que se vive en Filadelfia, una comunidad que mantiene viva su identidad y tradiciones con pasión y respeto.

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