Araceli, madre latina. (Foto: LRN)

Aunque “ciudad santuario” no es un término legal, por lo general, se aplica a jurisdicciones donde se le indica a la policía, de manera formal o informal, no avisar al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) cuando sospechan que alguien bajo custodia es un inmigrante indocumentado. En ese sentido, en su primer día en el cargo ―el 4 de enero de 2016―, el alcalde James Kenney firmó una orden ejecutiva reinstituyendo el estatus de ciudad santuario a Filadelfia.

Sin embargo, Juntos, organización de derechos humanos y de inmigrantes en la ciudad, cuestiona cómo puede ser una ciudad santuario sin que sus escuelas lo sean. “Por demasiado tiempo, los jóvenes, educadores, padres, y organizadores han pedido una mayor inversión en la educación de nuestros estudiantes. La lucha de Juntos por los derechos humanos está basada en que todos los estudiantes reciban una educación de calidad”, afirmó Erika Guadalupe Núñez, directora de esa organización comunitaria. Su principal demanda es que la Junta Directiva de Filadelfia apruebe su resolución, estableciendo reglas claras que limiten la participación del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas en el Distrito Escolar. También que apoye a los estudiantes inmigrantes y a sus familias.

Erika Guadalupe Núñez, directora de Juntos. (Foto: LRN)

Campaña por escuelas santuario

El 1 de marzo, Juntos anunció su plataforma de cinco puntos concerniente a su campaña Escuelas Santuario, enfrente del edificio del Distrito Escolar. También estuvieron presentes inmigrantes, organizaciones aliadas y funcionarias electas, entre ellas Kendra Brooks y Helen Gym del concejo municipal de la ciudad.

El primer punto es que las escuelas estén libres de criminalización, donde la juventud se sienta cómoda segura y cuidada. Segundo, que haya una mayor inversión en la educación de los jóvenes, esto significaría darle prioridad en el presupuesto de la ciudad. Tercero, que se aplique una pedagogía culturalmente receptiva, que enseñe la verdadera historia y desarrollo de los jóvenes negros, latinos y LGBTQ. Cuarto, que se ejerza un control para que la comunidad no sea objeto de desplazamiento forzado por la gentrificación* en la ciudad. Quinto, ambientes reconstituyentes del aprendizaje.

Consejero bilingüe Rodrigo Fernández. (Foto: LRN)

Se planea que las escuelas santuario deben utilizarse como un medio para sanar el impacto traumático que causa la pandemia global, y los efectos a largo plazo de una mayor aplicación de la ley de inmigración. Para que Filadelfia tenga estas escuelas, “tenemos que exigir compromisos drásticos de nuestra ciudad y consejo escolar, independientemente de quién esté en el cargo”, expresó la directora de Juntos.

Durante el anuncio de esta resolución, una madre latina comentó que su hija ha sido sacada varias veces de sus clases para que interprete a alguien, lo que no debería suceder pues la escuela tendría que contar con un intérprete. Señaló que esta situación afecta de manera negativa a la niña.

Por su parte, Rodrigo Fernández, consejero bilingüe de la escuela Southwark, puntualizó: “Escuchamos que no hay suficiente dinero para las escuelas públicas de la ciudad, que los edificios escolares son viejos, y los maestros y los padres de familia tienen que asegurarse de que no haya plomo ni antimonio (asbesto) en dichas instalaciones, pues las hacen inseguras”.

Parte de la campaña Escuelas Santuario demanda que los estudiantes tengan acceso a enfermeras, consejeros y educadores bilingües. Además, que cuenten con artes, música y clases de salud. También busca que los edificios escolares estén libres de materiales tóxicos, y posean aulas, baños y zonas de juego con todas las comodidades necesarias, pues los estudiantes prosperan cuando en el espacio de aprendizaje tienen seguridad física, intelectual y emocional. Las escuelas santuario que propone Juntos deberían ser lugares acogedores, donde los estudiantes se sientan cómodos y apoyados. Insisten en que la calidad de la educación debe ser una prioridad para las comunidades inmigrantes.

Asambleísta por acumulación Helen Gym. (Foto: LRN)

De acuerdo con esta organización comunitaria, si la ciudad está comprometida con el bienestar de los inmigrantes, entonces las escuelas deberían ser lugares de sanación, basadas en buenas prácticas que sepan tratar el trauma y contemplen la justicia restaurativa. En esencia consideran que es tiempo de hacer que los espacios de aprendizaje ofrezcan estabilidad social y emocional a todos los estudiantes.

*Proceso de rehabilitación urbanística y social de una zona urbana deprimida o deteriorada, que provoca un desplazamiento paulatino de los vecinos empobrecidos del barrio por otros de un nivel social y económico más alto.

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