La organización comunitaria defensora de los derechos humanos, Juntos, usa el dicho “solo el pueblo salva al pueblo” como directriz de sus programas. Desde marzo de 2020, la directora ejecutiva Erika Guadalupe Núñez organizó llamadas a 200 familias y resultó que el 80 % de ellas, consideraba la inseguridad alimentaria como una prioridad en su cotidianidad.
La organización comunitaria comenzó a distribuir comida gratis durante la pandemia de la COVID y ha continuado la distribución a través de su programa llamado “Banco de la Solidaridad”.
Una bolsa de despensa por lo general contiene arroz, leche, crema de cacahuate, y alimentos enlatados como frijoles, zanahorias rebanadas, carne de pollo, una caja de pasta, entre otros.
La próxima distribución de despensas será el 20 de diciembre de 11:30 am a 1:30 pm en la oficina de Juntos, 600 Washington Ave. Unit 18UA2 en el sur de Filadelfia.
Se atenderá a la gente por orden de llegada hasta que se terminen las despensas.
Para más información, llame al 215-218-9079
The People’s Kitchen, en español, “La Cocina del Pueblo”, es una iniciativa comunitaria establecida en 2020, también durante la pandemia y desde entonces sirve gratuitamente comidas nutritivas preparadas con ingredientes naturales afuera de la cocina en la calle 9 Sur 1149.
Los alimentos se almacenan en un refrigerador al cual tienen acceso las personas que desean recoger los alimentos preparados por los cocineros.
Esta iniciativa se basa en la colaboración de chefs, estudiantes y miembros de la comunidad. También cuenta con voluntarios que cuidan de las verduras y hierbas para cocinar en un jardín comunitario. “La Cocina del Pueblo” ayuda a las personas con inseguridad alimentaria con comida que ayude a también a su salud.
Enerolina Meléndez, la presidenta de la Asociación de Bodegueros Dominicanos, cada sábado a las 10 am reparte verduras y frutas frescas gratis frente de la oficina de esta organización en el 3000 N. 6th St. desde hace varios años. El 16 de noviembre de 2024 repartió comida caliente, empanadas y galletas para los vecinos, muchos de ellos, indigentes en el vecindario de Hartranft.
Así, una vez más, el pueblo demuestra que cuando se organiza, no solo sobrevive: transforma. Al unirse, la esperanza se vuelve alimento y la solidaridad, una fuerza imparable.