Es bueno ver a tantos ciudadanos enfrentando a los agentes de ICE cuando intentan arrestar a nuestros vecinos. A veces las protestas no son suficientes y el ICE logra arrastrar a estos trabajadores no violentos y a sus familias. Pero en otras ocasiones, los funcionarios del ICE han tenido que retirarse como una jauría de perros enfermos, con el rabo —y sus largas armas— entre las piernas, debido a la presión de ciudadanos comunes.
Necesitamos guardar cada video, grabación de audio y fotografía y, cuando sea posible, redactar un relato de lo sucedido. Nuestros equipos legales necesitarán estas pruebas para procesar a los oficiales de Seguridad Nacional y de otras agencias más adelante.
Es muy impresionante ver a nuestras comunidades ponerse de pie y hacerlo de forma pacífica, todo amparado por la Primera Enmienda. Al mismo tiempo, estos llamados oficiales de la ley tienen poco o ningún entendimiento de la ley o de la Constitución.
En todo el país hay muchos grupos que entrenan a personas para estas acciones de resistencia y, en el futuro, podríamos ver una desobediencia civil masiva. Muchos de nosotros participamos en este tipo de acciones durante el Movimiento por los Derechos Civiles, en la lucha de los Trabajadores Agrícolas Unidos, contra la pena de muerte, contra la guerra en Vietnam, por el clima, por el matrimonio igualitario, contra el apartheid en Sudáfrica, contra Somoza, en solidaridad con El Salvador, y en muchas otras causas. Seguimos manifestándonos y educando al público y a los medios sobre estas violaciones de derechos humanos.
Le dije a un amigo el otro día que sería capaz de correr por la avenida Pensilvania en Washington D. C. si eso detuviera estos ataques racistas contra los inmigrantes. Pero, en realidad, con estas piernas trajinadas, quizás sería más un paseo que una carrera.
Las mujeres, en particular, durante tantos años, han usado sus cuerpos desnudos, pintados con mensajes importantes, para captar la atención de la prensa y del público en general.
Deambulando, como hago algunas mañanas, por internet, me he encontrado con canciones de protesta increíbles en inglés y español. También he escuchado a grandes cómicos de muchas etnias, con material tan ingenioso y punzante que hace reír y luego reflexionar sobre lo que más deberíamos hacer.
Muchos han ido a asambleas comunitarias y otras reuniones públicas para exigir que se detenga al ICE. Debemos seguir haciéndolo, además de escribir cartas, hacer llamadas telefónicas y, por supuesto, orar.
Esta política de Trump se construyó sobre mentiras. Afirmó que una pandilla llamada Tren de Aragua estaba trabajando con el presidente venezolano Maduro para derrocar a nuestro Gobierno, aunque no hay evidencia de ello, o que Biden había dejado entrar a millones de asesinos y violadores. También dijo que la pandilla MS-13 venía de El Salvador cruzando la frontera para cometer delitos. La verdad es que MS-13 es una pandilla estadounidense, fundada en Los Ángeles a principios de la década de 1980.
Quienes formamos parte de este histórico movimiento de resistencia no solo estamos del lado correcto de la historia: la estamos creando. Así que guardemos memorandos, volantes y otros materiales e historias, para que podamos compartirlos con otros cuando superemos este desastre racista.
Piénsalo: ¿y si algunos activistas se vistieran con equipo antidisturbios y portaran largas armas (sin balas), caminando por vecindarios ultraconservadores como si estuvieran buscando “alienígenas” blancos para deportar? Un grupo así podría montar una obra de teatro callejera o de guerrilla, en la que pareciera que una persona blanca está siendo arrestada y arrastrada.
Sería bueno para nuestros esfuerzos que pareciera lo bastante serio como para llamar la atención de los medios. O quizá sería suficiente con que nuestros actores hicieran una caminata lenta por el vecindario con pancartas; estoy seguro de que el 911 se inundaría de llamadas.
Una persona privada puede realizar lo que se llama un “arresto ciudadano”, y puede detener a un infractor si el delito se comete en su presencia o dentro de su conocimiento inmediato. Si el delito es un delito grave y el infractor está escapando o intentando escapar, una persona privada puede arrestarlo con fundamentos razonables. Pero aconsejaría buscar asesoría legal antes de intentar hacerlo.
La tragedia de Rodney King y el asesinato de George Floyd nos recuerdan que, sin las grabaciones de video, habríamos perdido en los tribunales y en los medios.
Todos necesitamos seguir creando nuevas herramientas para combatir esta locura, y debemos recordar que es necesario documentar y guardar nuestro material. No será fácil ni rápido, pero creo que ganaremos.
Y sí, hay muchos Davides y Dianas enfrentándose a las múltiples versiones de Goliat.

