La propagación global de la pandemia se está convirtiendo en una profunda caída de la economía mundial, peor que la última Gran Recesión de 2008 y 2009. En Estados Unidos el Secretario del Tesoro Steven Mnuchin dijo ante legisladores que el desempleo puede llegar a 20 por ciento, nivel visto antes durante la Gran Depresión. Los precios de las materias primas colapsaron, con el precio del petróleo bajando más de dos tercios, ante la caída semanal más abrupta en casi tres décadas. Cierto, esto se agravó por el desacuerdo entre Arabia Saudita y Rusia respecto a recortar la producción. Entretanto en Wall Street, desde mediados de febrero, las acciones han perdido un tercio de su valor, eliminando todas las ganancias obtenidas durante la gestión del Presidente Donald Trump.
Algunos gobiernos han adoptado medidas destinadas a mitigar el impacto. La política monetaria reaccionó pronto, con la aprobación por el Banco Central Europeo de un paquete de estímulo de $800,000 millones. La Reserva Federal redujo la tasa de interés a casi cero y reactivó algunos instrumentos que utilizó durante la Gran Recesión, inyectándole liquidez a los mercados financieros, por un monto de casi $2 billones (millón de millones) en crédito de corto plazo y compras de activos. Además, se espera pronto una contribución mayor de parte de la política fiscal, con la aprobación de un paquete de estímulo de casi $2 billones, en negociación entre legisladores de ambos partidos y la Casa Blanca. El paquete incluye pagos directos a trabajadores y familias, apuntalamiento de la infraestructura sanitaria y apoyo para las pequeñas y algunas grandes empresas. Al final, la magnitud del choque y de la respuesta dependen de la duración del cierre de la actividad económica. *Analista y consultor internacional, ex-Director de la Oficina de la CEPAL en Washington. Comentarista de economía y finanzas de CNN en Español TV y radio, TELEMUNDO, UNIVISION y otros medios.