El presidente Donald Trump y la primera dama Melania Trump dejan la sala luego del primer debate presidencial en Cleveland. (Foto por Saul Loeb/AFP via Getty Images)

El diagnóstico de COVID-19 del presidente Donald Trump está generando nuevas preguntas sobre la estrategia de la Casa Blanca para realizar pruebas y contener la propagación del virus, con un presidente que ha tenido una actitud arrogante desde que el coronavirus aterrizó en suelo estadounidense.

El presidente ha dicho que las personas con las que se reúne se hacen la prueba, como para generar un escudo de seguridad. Pero él mismo ha evitado casi siempre usar máscara y distanciarse socialmente en reuniones, viajes y eventos públicos, mientras organiza mitines para miles de simpatizantes, que tampoco usan tapabocas.

La estrategia de pruebas para COVID de la Administración Trump se basa en los tests de antígenos, que no necesitan un laboratorio tradicional para procesar y obtener resultados rápidamente. Pero estos resultados son menos precisos que los de las pruebas de PCR, que llevan más tiempo.

Las pruebas “no son una salvoconducto”, dijo el doctor Alan Wells, director médico de laboratorios clínicos del Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh y creador de su propia prueba para el coronavirus. En general, las pruebas de antígenos pueden pasar por alto hasta la mitad de los casos detectados por las pruebas de reacción en cadena de la polimerasa, dependiendo de la población de pacientes examinados, agregó.

La Casa Blanca dijo que el diagnóstico del presidente se confirmó con una prueba de PCR, pero se negó a decir cuál fue la prueba que se usó para el resultado inicial. La administración ha estado utilizando una nueva prueba de antígeno del laboratorio Abbott para detectar COVID-19 en su personal, según dos funcionarios.

La prueba, conocida como BinaxNOW, recibió una autorización de uso de emergencia de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) en agosto. Produce resultados en 15 minutos. Sin embargo, se sabe poco de forma independiente sobre su eficacia.

Según la compañía, la prueba tiene una precisión del 97% en la detección de casos positivos y una precisión del 98,5% en la identificación de personas sin enfermedad. El desempeño declarado de Abbott de su prueba de antígeno se basó en examinar a las personas dentro de los siete días posteriores a la aparición de síntomas de COVID.

Tanto el presidente como la primera dama han tenido síntomas, según Mark Meadows, jefe de gabinete de la Casa Blanca, y la cuenta de Twitter de Melania Trump. El presidente fue admitido en el hospital militar Walter Reed el viernes 2 de septiembre por la noche “por precaución”, dijo la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, en un comunicado.

El vicepresidente Mike Pence también se somete a pruebas diarias para detectar el virus y dio negativo, dijo el vocero Devin O’Malley, pero no respondió a una pregunta de seguimiento sobre qué prueba se utilizó.

Trump promovió en gran medida otra prueba rápida de Abbott, ID NOW, a principios de este año. Pero esa prueba se basa en una tecnología diferente a la nueva prueba de antígenos del mismo laboratorio.

“No he visto ninguna evaluación independiente del ensayo Binax en la literatura o en blogs”, dijo Wells. “Es un desconocido”.

El Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) anunció en agosto que había firmado un contrato de $760 millones con Abbott por 150 millones de pruebas de antígeno BinaxNOW, que ahora se están distribuyendo a hogares de adultos mayores y universidades históricamente afroamericanas, así como a los gobernadores para ayudar a decidir sobre reaperturas, o cierres, de escuelas.

Sin embargo, incluso los altos funcionarios federales admiten que no es probable que una prueba por sí sola detenga la propagación de un virus que ha enfermado a más de 7 millones de estadounidenses.

“Las pruebas no sustituyen evitar espacios interiores abarrotados, lavarse las manos o usar una máscara; además, una prueba negativa hoy no significa que no será positiva mañana”, dijo el almirante Brett Giroir, el alto funcionario del HHS que dirigió el esfuerzo de pruebas de la administración, en un comunicado en ese momento.

Trump podría ser parte de un “evento de superdifusión”, dijo el doctor Michael Osterholm, director del Centro de Investigación y Política de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Minnesota.

Dado el momento de la prueba positiva de Trump, que anunció en Twitter la madrugada del viernes 2, su infección “probablemente ocurrió hace cinco o más días”, dijo Osterholm. “Si es así, entonces ya era muy contagioso el martes”, el día del primer debate presidencial en Cleveland.

Al menos siete personas que asistieron al anuncio de Trump de su nominación de la jueza Amy Coney Barrett para la Corte Suprema, el 26 de septiembre, han dado positivo desde entonces. Entre ellos: la ex asesora de Trump, Kellyanne Conway, los senadores republicanos Mike Lee y Thom Tillis, y el presidente de la Universidad de Notre Dame, el reverendo John Jenkins.

Los expertos dicen que es demasiado pronto para decir cómo se infectó Trump. “El presidente y su esposa han estado expuestos a muchas personas en lugares cerrados sin protección”, dijo el doctor William Schaffner, especialista en enfermedades infecciosas de la Escuela de Medicina de la Universidad de Vanderbilt.

Aunque el candidato presidencial demócrata Joe Biden dio negativo para el virus con una prueba de PCR el viernes 2, expertos señalan que los falsos negativos son comunes en los primeros días después de la infección. Los resultados de pruebas durante los próximos días proporcionarán información más útil.

El virus puede tardar más de una semana en reproducirse lo suficiente como para ser detectado, dijo Wells: “Probablemente no seas detectable durante tres, cinco, siete, incluso 10 días después de estar expuesto”.

En Minnesota, donde Trump realizó un mitin de campaña al aire libre en Duluth con cientos de asistentes el miércoles 30 de septiembre, funcionarios de salud advirtieron que es necesaria una cuarentena de 14 días, independientemente de los resultados de las pruebas.

Las fallas continuas en los informes de los resultados de las pruebas podrían obstaculizar los esfuerzos para rastrear y aislar a las personas enfermas. Hasta el 10 de septiembre, 21 estados y el Distrito de Columbia no informaban todos los resultados de las pruebas de antígenos, según una investigación de KHN. Un lapso en los informes que, según los funcionarios, les impide visualizar con claridad la propagación de la enfermedad. Desde entonces, los departamentos de salud pública de Arizona, Carolina del Norte y Dakota del Sur han anunciado planes para agregar pruebas de antígenos a sus informes de casos.

Las solicitudes de comentarios al Departamento de Salud de DC se remitieron a la oficina de la alcaldesa Muriel Bowser, que no respondió. Funcionarios de salud del distrito le dijeron a KHN a principios de septiembre que la Casa Blanca no les informa los resultados de las pruebas de antígenos, una posible violación de un apartado de la Ley CARES, que indica que cualquier institución que realice pruebas para diagnosticar COVID-19 debe informar todos los resultados a las oficinas locales o departamentos estatales de salud pública.

El doctor Amesh Adalja, investigador principal del Centro de Seguridad Sanitaria de la Universidad Johns Hopkins, dijo que no es sorprendente que Trump diera positivo, dado que muchos de sus cercanos, incluidos su asesor de seguridad nacional y oficiales del Servicio Secreto, también se infectaron.

“Cuando miras la cantidad de contactos sociales y los viajes, no es sorprendente”, dijo Adalja.

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