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Un diagnóstico de cáncer de mama no debería suponer ganancias económicas inesperadas para las Big Pharma

(Foto: Ilustrativa/Pexels)

Estamos en octubre, lo que significa que las familias, los amigos y las comunidades se unen para honrar a sus seres queridos y promover mayor progreso durante el Mes de Sensibilización sobre el Cáncer de Mama. Casi todo el mundo conoce a alguien que se ha enfrentado a un diagnóstico de cáncer de mama, y el camino que sigue a menudo está lleno de miedo, incertidumbre y estrés. Sin embargo, en lugar de poder centrarse plenamente en el tratamiento y la recuperación, muchos pacientes también se ven obligados a soportar la pesada carga financiera que conlleva su atención médica.

El cáncer de mama afecta actualmente a 1 de cada 8 mujeres y se ha convertido en el cáncer más caro de tratar en Estados Unidos. Los tratamientos contra el cáncer de mama cuestan a los pacientes la asombrosa cifra de 3500 millones de dólares al año, y los precios de los medicamentos aumentan cada año más rápido que la tasa de inflación. En lugar de aliviar esta carga, las empresas farmacéuticas la han explotadorecaudando más de 200000 millones de dólares en ventas mundiales de medicamentos contra el cáncer solo el año pasado.

¿Lo peor de todo? Se ha demostrado que los medicamentos contra el cáncer más caros apenas mejoran las tasas de supervivencia en casos avanzados. En lugar de invertir en avances, las Big Pharma siguen invirtiendo dinero en comercializar medicamentos con un valor terapéutico limitado, lo que obliga a los pacientes a seguir tratamientos costosos mientras los accionistas se llenan los bolsillos. 

Cuando un solo medicamento contra el cáncer de mama genera más de 40.000 millones de dólares en beneficios en una década, queda claro que las Big Pharma ve ciertos tratamientos contra el cáncer como fuentes de ingresos. Esto lleva sucediendo demasiado tiempo y los americanos quieren un cambio: el 77% de los votantes afirma que reducir los precios de los medicamentos recetados es una prioridad alta o crítica. En lugar de permitir que las Big Pharma sigan lucrándose a costa de los pacientes más vulnerables, es hora de exigir una responsabilidad real y dar prioridad a los pacientes americanos con cáncer de mama. 

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