El expresidente hondureño Juan Orlando Hernández rumbo a la aeronave que lo llevó extraditado a los Estados Unidos en la base aérea Hernán Acosta de Tegucigalpa (Honduras). (Foto: EFE/ Gustavo Amado)

El proceso contra el expresidente de Honduras Juan Orlando Hernández continuará en una próxima sesión el 10 de mayo a las 11.00 de la mañana, según fue comunicado por parte del juez de instrucción del Tribunal Federal del sur de Nueva York, Stewart D. Aaron. En esa fecha, se presentarán las pruebas que pesan contra Hernández, presidente de su país entre 2014 y 2022, y que fue arrestado el pasado 15 de febrero tras un pedido de extradición por parte de Estados Unidos.

El acusado, asistido por un intérprete, no se trasladó hasta la corte, sino que se conectó por videoconferencia desde la prisión a la que fue enviado la semana pasada tras su extradición desde Honduras, y se limitó a decir que conocía los cargos por los que está siendo acusado y que le pueden costar la cadena perpetua. Hernández, de 53 años, va a ser acusado de delitos que van desde 2004 a 2022, por los tres cargos siguientes: conspiración para la importación de cocaína, posesión de ametralladoras y armas pesadas y conspiración para la posesión de esas ametralladoras y armas. Los dos últimos delitos pueden merecer la cadena perpetua.

Vestido con una camisa blanca y una chaqueta acolchada azul -es decir, no llevaba el uniforme de los presidiarios-, Hernández se mostró tranquilo y muy atento a las explicaciones de su abogado Raymond Colon, mientras daba sorbos a una Coca-Cola, sin despegarse de su teléfono en ningún momento. Aaron le leyó sus derechos -no incriminarse con sus declaraciones, tener un abogado de oficio o de su elección, tener asistencia consular, entre otros-, pero no le preguntó en esta primera sesión de instrucción si se declara culpable o inocente.

Colon le comunicó al juez que Hernández «por el momento» acepta la detención, pero «se reserva el derecho a pedir salir bajo fianza». Algunos ciudadanos hondureños habían entrado a la sala de vistas para ver a su expresidente en el circuito de televisión, mientras que un grupo más ruidoso de ellos se concentró en la entrada del tribunal gritando contra él, llamándolo narcotraficante y pidiendo que se le castigue con tres cadenas perpetuas.

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