La ruta de un latino global
En una Charla de Impacto Fernando Treviño-Martínez habla con la seguridad de quien conoce a fondo el valor de la experiencia. Su historia personal y profesional parece seguir un recorrido que, como él mismo afirma, “cierra el círculo”: empezó como abogado en México, defendiendo a migrantes desde consulados en Estados Unidos, pasó por campañas presidenciales y cargos de alto nivel, y hoy lidera desde Pensilvania un esfuerzo pionero en justicia ambiental.
De México a Filadelfia: un camino marcado por la migración
Fernando nació y creció en México. Su llegada a Filadelfia se dio en el año 2000, como parte del equipo de la Secretaría de Relaciones Exteriores, con un puesto en el Consulado de México. No era su primer destino, ya había pasado por San Antonio, Eagle Pass y Nueva Orleans, siempre en contacto con la realidad migrante. Le tocó enfrentar de primera mano tragedias como la identificación y repatriación de cuerpos de migrantes fallecidos en la frontera. Esa experiencia lo marcó profundamente y lo llevó a entender que, aunque él había llegado con una visa diplomática, la vida cotidiana de miles de paisanos estaba hecha de obstáculos, injusticias y riesgos.
“Siempre me ha tocado estar cerca de las comunidades más vulnerables”, explicó. Ese contacto directo con la fragilidad y la esperanza de los migrantes se convirtió en su brújula.
La política como herramienta de inclusión
La experiencia consular le abrió paso a la vida política. En 2012, la campaña de reelección del presidente Barack Obama lo invitó a dirigir “Operación Voto” en Pensilvania. Su misión fue tejer puentes con comunidades históricamente marginadas: negros, latinos, asiáticos, jóvenes y mujeres. Desde allí comprendió que la política era otra forma de extender la defensa de derechos y la inclusión, no se trataba solo de proteger a migrantes en trámites legales, sino de abrirles un asiento en la mesa de decisiones.
Ese mismo trabajo lo acercó al entonces alcalde Michael Nutter, quien lo convenció de quedarse en Filadelfia en lugar de mudarse a Washington. Junto a Jennifer Rodríguez, fue pieza clave en la creación de la Oficina de Asuntos Migratorios y Multiculturales, la primera en su tipo en la ciudad.
Su semilla en Filadelfia como Ciudad Patrimonio de la Humanidad
Uno de los capítulos que Fernando recuerda con mayor orgullo ocurrió en 2015, cuando Filadelfia fue reconocida como la primera Ciudad Patrimonio de la Humanidad en Estados Unidos. Al inicio, participó en la elaboración del caso histórico que justificaba la candidatura, resaltando las contribuciones de las comunidades migrantes a la identidad de la ciudad. Pero pronto, su papel cambió, de investigador pasó a estratega político.
Diseñó el plan de cabildeo para convencer a 265 alcaldes de todo el mundo reunidos en la Asamblea General de la Organización de Ciudades Patrimonio. Consciente de que la votación se realizaría en Arequipa, Perú, supo que el bloque latinoamericano sería decisivo. Coordinó un viaje con el entonces alcalde Michael Nutter a México, donde consiguió el respaldo del entonces jefe de Gobierno de la Ciudad de México y del alcalde de Puebla. Esa base latinoamericana permitió sumar apoyos de Europa, Asia y África, hasta lograr la aprobación unánime.
“Filadelfia empoderó a un equipo diverso de líderes. A mí me tocó cerrar el círculo y ser la cara visible en el congreso mundial, un mexicano con acento representando oficialmente a la ciudad. Eso no ocurre en muchos lugares y fue un orgullo enorme”, comentó.
El voto latino en Pensilvania: laboratorio nacional
Su trayectoria ha estado marcada por el conocimiento del tejido demográfico en particular de las minorías y de la evolución del voto latino en Pensilvania, estado que en los últimos dos ciclos presidenciales se convirtió en decisivo para la Casa Blanca. Fernando ha sido analista político en cadenas como CNN, Univisión y Telemundo, explicando cómo la comunidad latina cada vez se conforma más como un mosaico diverso entre los mismos puertorriqueños, dominicanos, mexicanos, centroamericanos y sudamericanos.
Esa diversidad, sostiene, exige nuevas estrategias: “Ya no basta hablar con un solo grupo. Ahora hay que diseñar campañas adaptadas a cada comunidad. Lo aprendí en la campaña de Obama y lo seguimos viendo hoy. Pensilvania es un laboratorio que anticipa cómo será la política latina en todo el país en los próximos veinte años”.
Del cabildeo político a la justicia ambiental
Tras años como consultor en campañas en Estados Unidos y América Latina, dio un nuevo giro en 2023. El entonces recién electo gobernador Josh Shapiro le ofreció un reto inesperado: reinventar la Oficina de Justicia Ambiental en el Departamento de Protección Ambiental (DEP) de Pensilvania.
Aunque no era experto ambientalista, Shapiro le dijo con claridad que ya había suficientes técnicos. Lo que hacía falta era alguien con experiencia en construir confianza con comunidades excluidas. Fernando aceptó y dejó atrás su consultoría.
Desde entonces, ha coadyubado a liderar una transformación, creando un modelo de participación comunitaria proactivo. “No podemos esperar a hablar con una comunidad hasta que haya una emergencia. Hay que construir la relación primero”, explica. Su enfoque ha posicionado a Pensilvania como referente nacional, al punto de asesorar a estados como Nuevo México para replicar la experiencia.
Legado, retos y futuro
Fernando no oculta que la tarea es compleja. La crisis climática, los recortes federales y la falta de confianza en las instituciones son obstáculos reales. Sin embargo, insiste en que la clave está en romper lo que llama un “ciclo vicioso”: los políticos no invierten en la comunidad porque creen que no vota, y la comunidad no vota porque siente que no la toman en cuenta. “Alguien tiene que romper ese ciclo. Nos toca a nosotros, como comunidad y como gobierno, asumir esa responsabilidad”, afirmó.
Diez años después de aquel reconocimiento de Filadelfia como Ciudad Patrimonio de la Humanidad, Fernando ve en su recorrido un círculo que se completa. Desde representar a migrantes en consulados hasta diseñar campañas presidenciales, desde ser puente para que la voz latina se escuchara en foros mundiales hasta construir confianza en comunidades golpeadas por la contaminación, su trabajo tiene un hilo conductor: abrir caminos donde antes había puertas cerradas.
“Para mí siempre será un orgullo que la ciudad de Filadelfia haya confiado en un migrante mexicano con acento para representarla en el mundo. Ese es el símbolo de lo que podemos lograr: liderazgo latino real, presente y transformador”, concluyó.
Con esa convicción, Fernando continúa escribiendo una historia que conecta pasado y presente, política y justicia, identidad y comunidad. Su historia va cerrando ciclos y abriendo nuevos comienzos, donde su éxito no solo es un orgullo para los latinos, si no que impacta en la actualidad, el futuro ambiental de más de 12 millones de habitantes de Pensilvania. Por eso y mucho más, Impacto honra a Fernando Treviño Martinez, como una Vida de Impacto.
Fernando Treviño-Martínez es subsecretario de Justicia Ambiental del DEP en Pensilvania. Ha impulsado un modelo innovador de participación comunitaria que devolvió la confianza a comunidades afectadas por la contaminación. Bajo su gestión, la oficina triplicó su personal y actualizó una política de más de 20 años. Logró sentar en la misma mesa a residentes, autoridades y empresas para decidir inversiones locales.
Con más de una década de experiencia en campañas políticas en Estados Unidos y América Latina, ha asesorado a organizaciones, figuras políticas y campañas presidenciales, además de liderar el acercamiento con comunidades latinas y asiáticas en la campaña de Josh Shapiro. Entre otros reconocimientos ha sido distinguido con el premio “40 under 40” de Philadelphia Business Journal.

