El movimiento “Sin Reyes”, a nivel nacional reunió a 7 millones de manifestantes con un estimado de 2 mil eventos en todo el país el pasado 18 de octubre. “Esta acción es en respuesta al creciente abuso de poder de la Casa Blanca, desde tropas militares desplegadas en nuestras comunidades, hasta deportaciones aceleradas de familias inmigrantes sin el debido proceso, estudiantes y profesores detenidos por su libertad de expresión, y amenazas a elecciones libres y justas”, indicó en un comunicado la Unión de Libertades Civiles de Nueva York (NYCLU), como parte de la coalición que se unió en todos los estados del país con este llamado.
A esto se suma el cierre gubernamental antipopular que está causando daño a las familias de militares, de trabajadores y de las comunidades más marginadas, el pueblo estadounidense expresó con contundencia: “No que queremos reyes en este país”. A pesar de que el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson tachara de “marchas de odio” a las manifestaciones o como Donald Trump las calificó recientemente de “chiste”, millones de manifestantes se desbordaron en las calles no solo de las grandes urbes sino también en pequeñas localidades. Los organizadores fueron del movimiento 50501, que representa 50 estados, 50 protestas y un solo movimiento.
En Filadelfia, la cuna de la independencia del país, la organización “Indivisible” convocó a reunirse en el Ayuntamiento al mediodía para luego marchar por Market Street hasta “Independence Hall”. Según la Policía de la ciudad, hubo 15 mil participantes.
Los marchistas portaron pancartas con mensajes claros, cantando consignas acompañados de tamborileros a lo largo de la marcha, sin incidente alguno. El fiscal de Distrito de la ciudad, el abogado Larry Krasner, acudió como uno de los oradores principales de esta manifestación, así como el congresista por Maryland, Jamie Raskin; el congresista de Pensilvabia, Brendan Boyle; las congresistas Madeleine Dean y Mary Gay Scanlon; el director ejecutivo de la Unión de Libertades Civiles de Pensilvania, el abogado Mike Lee; el presidente de AFL-CIO, Daniel P. Bauder; una representante del sindicato SEIU, el senador estatal Vincent Hughes y el concejal Nicolas O’Rourke. Uno de los aciertos de los organizadores fue colocar pantallas grandes a lo largo del espacio entre “Independence Hall” hasta el “National Constitution Center” para que los marchistas pudieran ver y escuchar a los oradores.
La gran variedad de hechos de esta Administración presidencial fue abordada desde la insurrección del 6 de enero de 2021, la mayoría de jueces conservadores de la Suprema Corte, los recortes a planes médicos y de alimentos, la falta de fondos para investigaciones médicas, los mandatarios que Trump admira como el ruso Vladimir Putin y el norcoreano Kim Jong-un, entre otros; las redadas migratorias, la posibilidad de que la Administración presidencial envíe a la Guardia Nacional a Filadelfia; los ataques a la libertad de expresión; e incluso a la decisión de no incluir el espectáculo en el medio tiempo del cantante puertorriqueño Bad Bunny en el Super Tazón de 2026, entre otros temas.
Los mensajes de la mayoría de los oradores fueron: votar este 4 de noviembre por la retención de jueces, seguir diciendo la verdad, defender el poder del pueblo y proteger la Constitución y la democracia.
Detrás de los oradores hubo portadores de las banderas de Palestina e Israel que cruzaron constantemente la parte posterior del escenario sin que los organizadores los removieran respetando el derecho a la libre expresión.
Filadelfia fue uno de los más de 2,000 puntos del país donde se dieron concentraciones; también se reportaron algunas manifestaciones en ciudades europeas como Madrid, y Canadá, en Norteamérica.

