Mutaciones del SARS-CoV-2 similares a las de la variante británica podrían surgir en casos de infección crónica en pacientes inmunodeprimidos, en los que el tratamiento prolongado puede dar al virus oportunidades para evolucionar, según el caso de un paciente que fue tratado con plasma convaleciente.(Foto: EFE/J.J. Guillen)

Madrid, España.- Mutaciones del SARS-CoV-2 similares a las de la variante británica podrían surgir en casos de infección crónica en pacientes inmunodeprimidos, en los que el tratamiento prolongado puede dar al virus oportunidades para evolucionar, según el caso de un paciente que fue tratado con plasma convaleciente.

Un estudio que publica hoy Nature, documenta el caso de un enfermo, por lo que los autores advierten de que se pueden extraer solo conclusiones limitadas sobre la generalización de los resultados.

Sin embargo, los resultados podrían «justificar la precaución» en el uso del plasma de enfermos convalecientes para tratar las infecciones por SARS-CoV-2 en pacientes inmunodeprimidos, señala la revista.

El estudio, dirigido por Ravindra Gupta, de la Universidad de Cambridge, indica que el tratamiento con plasma de convaleciente coincidió con la aparición de distintas variantes del SARS-CoV-2 en el paciente inmunodeprimido.

Tras la terapia con plasma, la variante dominante incluía una deleción presente en la variante B.1.1.7 del SARS-CoV-2 descubierta en Reino Unido.

Los hallazgos plantean la posibilidad de que la evolución del SARS-CoV-2 pueda producirse en individuos inmunodeprimidos cuando la replicación viral es prolongada.

El paciente era un hombre de más de 70 años con covid-19, que había recibido previamente quimioterapia para un linfoma e ingresó en el hospital el pasado verano, donde fue tratado sin éxito con antibióticos, esteroides, remdesivir y terapia de plasma de convalecencia en el transcurso de 101 días.

Durante el ingreso se dispuso de 23 muestras víricas para su análisis, la mayoría procedentes de su nariz y garganta, las cuales fueron secuenciadas, y fue donde los investigadores observaron que el genoma del virus estaba mutando.

Entre los días 66 y 82, tras la administración de las dos primeras rondas de plasma convaleciente, se observó «un cambio drástico en la población del virus» que se convirtió en dominante.

Aunque esta variante pareció desaparecer inicialmente, reapareció cuando se administró el tercer ciclo de remdesivir y la terapia con plasma de convalecencia.

Gupta indicó, en un comunicado de la universidad, que lo que vieron era «esencialmente una competencia entre diferentes variantes del virus», y creen que «estaba impulsada por la terapia de plasma convaleciente».

El virus que «finalmente se impuso» lo hizo inicialmente «durante la terapia con plasma de convalecencia antes de ser superado por otras cepas, pero resurgió cuando se reanudó la terapia».

Los autores sugieren, indica la revista, que el aumento repetido de la frecuencia de esta población viral tras la terapia con plasma puede significar que las mutaciones confirieron una ventaja selectiva. Sin embargo, concluyen que la aparición de esta variante no fue la razón principal del fracaso del tratamiento.

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