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Crear empresas amables

Siempre he pensado que una de las principales cualificaciones que deberían buscar los reclutadores de recursos humanos, a la hora de contratar trabajadores para sus empresas, es la cordialidad como cualidad, porque tiene un efecto indirecto sobre la productividad.

Más de un 40 % de los empleados afirman sentir estrés en su empresa. En España, el país europeo con mayores tasas con este grave problema es la causa del 30 % de las bajas laborales. Las corporaciones están obligadas a cuidar la salud física y mental de sus empleados porque ellos constituyen su activo más importante. Y la cordialidad resulta un ingrediente imprescindible para el cuidado emocional y el bienestar laboral.

Se supone que la cordialidad o amabilidad debe entrenarse desde los primeros años de vida, tanto en el hogar como en la escuela, pero no basta con aprender normas de comportamiento en la más tierna infancia, sino que es necesario ponerlas en práctica todos y cada uno de los días de nuestra vida.

En unos momentos de desafección generalizada hacia los gobiernos, de incertidumbre ante el futuro, de inquietud por la salud y la economía, las empresas tienen la oportunidad de cuidar el equilibrio emocional de sus equipos con el fin de generar en ellos la confianza necesaria para superar esta crisis.

Para ello, la cordialidad tiene un papel protagonista dentro del cuidado de las emociones; estas son las razones:

Las personas verdaderamente amables son las que deben liderar las empresas, porque creen que un mundo mejor es posible y están dispuestas a trabajar por ello. Al fin y al cabo, como define la RAE, ser amable no es nada más, ni nada menos, que ser «digno de ser amado».

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